Etiqueta: hambre

En el país que yo recuerdo

Un país donde los niños y niñas tenían futuro, por la sencilla razón de que tenían presente. Donde la pobreza podía aún ser digna, porque no había indigencia. Donde se podía decir “para comer no nos falta”.  Se definía por lo que no se alcanzaba. No por aquello de lo cual se carecía.

Comer, dormir y morir en la basura

Una sociedad desigual termina concibiendo como desechos a quienes viven de la recolección de la basura. Mañana la Legislatura porteña tratará un proyecto para multar a quienes revuelvan los contenedores. En Bariloche, el municipio advierte por personas que duermen en containers. Una realidad extendida a otras ciudades del país.

La diferencia entre poco y nada es mucho

Fue ese uno de los primeros aforismos implicados de Alfredo Grande. Años después,  analizando su propia implicación, tomó conciencia, tristemente, de que se trata de una política pública de la resignación.

La grieta de los farsantes

La escena de los farsantes duele en los ojos y en el alma. Duele en un futuro hecho trizas que no es el de ellos, generoso y prolífico. Sino el de la multitud a la que fueron reducidos los sectores populares, mutilados de rebeldía y amputados del deseo de transformación de un sistema que los desprecia.

Así no es la vida

Hay tantos miedos a la libertad, según enseñó Erich Fromm que se disuelve todo en amor a la esclavitud. Las guerras de liberación han sido olvidadas y hoy celebramos los triunfos de la alienación. En su momento, Gregorio Baremblitt me dijo que uno se podía alienar con cualquier cosa incluso con la teoría de la alienación. Y así es nomás.

La Generación de Cristal y los viejos espejos de colores

Historias atravesadas por sometimiento y opresión: un mercado laboral inexistente, una proyección identitaria que no trasciende el hoy y los sueños. Como antecedentes, el historial de derroteros genealógicos: son hijos y nietos de trabajadores que, bajo la premisa del esfuerzo que todo lo consigue, tienen que seguir yugando para poner un plato de comida en la mesa.

Paltas y propiedad: la ley de gravedad

Robó 16 paltas de un árbol en una escuela. La justicia desplegó toda su maquinaria para juzgarlo. Al árbol se llegaba desde la calle, el hombre no hizo nada que pusiera en peligro a la niñez asistente y lo hizo para evitar el hambre de su familia.

¿Por qué no lloras por mí Argentina?

No hay pobres. Solamente hay empobrecidos. De varias generaciones. Y empobrecedores, que ostentan la dudosa legitimidad de considerarse ricos y famosos. El afirmacionismo democrático representativo no registra esta masacre de niñas, niños y jóvenes.

Y la infancia no aparece

Y la infancia no aparece en los discursos. Ni en las perspectivas de amanecer que son tan mezquinas. No aparece en las campañas ni en el reparto del ajuste propio, el que el mismo gobierno acorralado por un acreedor que podría haberse neutralizado con coraje, asume como costo a pagar: la dignidad y la felicidad de las madres y los padres de los 7 de cada 10 niños pobres.

Los únicos privilegiados no son los niños

En la actualidad de la cultura represora, los únicos privilegiados no son los niños. Apenas son un puñado de adultos que detentan más poder que el Estado Empobrecido. Así paga el diablo a sus cómplices más serviles. Ya no se trata de restaurarles privilegios. Pero sí se trata de no seguir arrancándoles sus derechos.

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