La tragedia es que los niños, las niñas hambreados hoy, nunca serán los jubilados estafados y robados de mañana. Pienso que esa es la idea. Pisotear el presente para que no germine ningún futuro. La batalla es cultural. Es política. Es ética. Es permanente. Y nunca –escribe Alfredo Grande- la bestialidad fue tan obvia.