Por Silvana Melo (APe).- Se mira la pancita. Se toca la redondez. Pero no entiende. Está asustada. Asombrada. Angustiada. Tiene diez años y creció en la zona rural de Corrientes. Apenas dos meses atrás una chiquita entrerriana de 11 años fue obligada por la violencia institucional a tener un hijo que no deseaba.