Milei es hijo de nuestras miserias, de lo que no hicimos y de habernos convertido en racionalistas que usan la palabra para justificar lo que resulta éticamente intolerable. Sí, racionalistas, porque el “que se vayan todos” no nació de un cálculo ni de un análisis teórico, sino de la rabia y la indignación colectivas. Nació de abajo y fue desfigurado arriba.