En línea de continuidad con el extractivismo, Javier Milei se alineó con Estados Unidos e Israel. Resultó un alumno ejemplar y respondió a los capitales nativos que lo financian, aplicando por decreto las medidas económicas menos populares de la historia. Todavía resistidas con una rabia que se parece un poco a la resignación. En ese contexto, la pobreza trepó a más del 57 % y más de 7 millones ya viven en la calle.