Por Juan Gelman
Padre,
desde los cielos bájate, he olvidado
las oraciones que me enseñó la abuela,
pobrecita, ella reposa ahora,
no tiene que lavar, limpiar, no tiene
que preocuparse andando el día por la ropa,
no tiene que velar la noche, pena y pena,
rezar, pedirte cosas, rezongarte dulcemente.
Por Roberto Santoro
Andaba yo desnudo de mí
perdido en la lluvia del olvido,
de barco navegando por las plazas,
dormido el pecho,
su gorrión descalzo
y tuve que llevarte a la palabra,
ponerte en posición de vuelo,
a veces de bufanda
rueda azul
Por Gioconda Belli
Las mañanas cambiaron su signo conocido.
Ahora el agua, su tibieza, su magia soñolienta
es diferente.
Ahora oigo desde que mi piel conoce que es de día,
cantos de tiempos clandestinos
sonando audaces, altos desde la mesa de noche
y me levanto y salgo y veo compas atareados
lustrando sus botas o alistándose para el día
bajo el sol.
Ya no hay oscuridad, ni barricadas,
ni abuso del espejo retrovisor
para ver si me siguen.
Por Jorge Enrique Adoum
Esta comarca limita con la sangre
y la abundancia. Cada día
pude hallar en el bosque iniciales
de martirio y hermosura, y sobre
la triste arena del país descubierto
el rastro que fue dejando la violencia.
Oh dulce día indígena enterrado,
puro territorio bajo el tiempo
y la ceniza: yo amaba al victorioso
general de bronce pero hay una historia
nueva entre la hierba, una voz
heroica que me llama a las raíces: