Un abuelo, un nieto y la marcha del martes. El participó de la alegría de esa marcha, porque sintió que fue una batalla cultural ganada de una guerra cultural de final incierto. Sin embargo, sintió que lo que empieza con el hambre termina con el libro. Todas las hambres el hambre. Hay hambre de comida, pero hay otras hambres. Y todo comenzó con una historia.