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La Convención de los Derechos del Niño -incorporada a nuestra Constitución Nacional- asegura a todos nuestros pequeños el derecho a la vida. Es decir, familia, escuela, salud, vivienda y la ternura del pan. Pero esas bellas palabras están lejos de nuestras vidas. El no cumplimiento de estas leyes implica una violación esencial a nuestros derechos humanos consagrados en la Constitución Nacional y deviene cotidianamente en deuda magna.
La infancia ya no es territorio de maestras que jueguen con el garabato y el asombro de los niños. La mayoría de nuestra infancia es pobre: ser niño ya no es un barco de papel, ni una "aventura de pan y chocolate".
En esas “venas abiertas” nació la Fundación Pelota de Trapo hace más de 30 años y desarrolla en la actualidad varios programas en el partido de Avellaneda en la Provincia de Buenos Aires. Programas gratuitos destinados a niños y jóvenes en situación de pobreza. Desde esta perspectiva, construimos un espacio de vida, una historia que se alimenta de los sueños y privilegia la ternura, la libertad y la belleza como insumos básicos del crecimiento humano.
Pelota de Trapo es un conjunto de hombres, mujeres y niños con inmensa fe en el hombre y su destino. Imaginamos que la vida puede ser dignidad desde el primer instante.