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Por Alfredo Grande
(APe).- Hace varios años, mi hijo menor Federico se extasió con la película El Rey León. Superados los prejuicios de que al ser un producto del Imperio Disney necesariamente era reaccionario, me encontré con una metáfora potente de la contradicción insalvable que en la cultura represora hay entre legitimidad y legalidad. Escribí en esos tiempos “El Rey León y la Ética del Traidor” publicado en mi primer libro(1). No es un dato menor que el que asesina al verdadero rey es su hermano desplazado de la sucesión por el nacimiento del primogénito. Las razones por las cuales el león es considerado en rey de la selva son varias. A mi criterio, la más sustentable es que es el que menos trabaja y sus pasatiempos preferidos son: dormir, comer, reproducirse. Quizás con eso sea suficiente para ser rey, a la luz de los ejemplos que conocemos. Las hienas son por el contrario, algo así como el lumpenaje de los carnívoros.
A pesar de tener condiciones suficientes para la caza, pasarán a la posteridad como animales carroñeros. Entre hienas y buitres hay mucho personal. En el film, son las hienas las que secundan al león traidor para asesinar al verdadero rey. Creo que esta historia tiene un fundante que debe ser rescatado: cuando lo legítimo es interpelado por legalidades fraudulentas, sea contra el rey león o contra la lucha popular, el combate es necesario. Un hermano traidor, un compañero o un militante traidor, siempre podrá más que mil valientes, como enseñara Zitarrosa.
Siempre será necesario tener a las hienas que harán el trabajo sucio, apretarán los gatillos fáciles y facilitarán el ordenamiento jurídico que permita conseguir el vellocino de oro de la impunidad estructural. Hienas sobran y tienen la claridad suficiente para darse cuenta que los partidos pasan y el Poder queda. No todo pasa, mal que le pese al vicario de la dictadura, el maese Grondona. Las hienas son funcionales a los poderes de turno, no importa cuánto duren los turnos ni que orientación tengan los poderes.
Son oficialistas por convicción, porque siempre habrá algún oficialismo entre nosotros. Hay hienas mas simpáticas que otras, más populares que otras, algunas roban para la corona, otras roban coronas, no dejan de hacer culto a la familia nombrando parientes en cuanto cargo público aparezca, cobran sueldos muy altos para decidir cuán miserables serán los sueldos de los demás, al traicionarse a sí mismos no sienten remordimiento alguno por traicionar a los demás, hacen del dogma y el pensamiento único razón de estado, nada les importa el estado de nauseas que generan, confunden la fidelidad con la lealtad y la lealtad con obsecuencia, no sufren ninguna consecuencia de tantas obsecuencias cruzadas, y sostienen a rajatabla el refrán represor: a rey muerto (o asesinado) rey puesto ( o impuesto).
Si como sentencia la cultura represora, yerba mala nunca muere, no deja de ser cierto que yerba buena no siempre crece. El sectarismo, el mesianismo y el iluminismo de las izquierdas mucho han contribuido a su crecimiento y al mismo tiempo a su dispersión. Frentes unidos más por el espanto que por el amor. Derrotismo y triunfalismo en dosis cambiantes, han dejado el 80% del electorado en manos de las orquestas reaccionarias, con pequeñas variaciones sobre el mismo tema.
El alucinatorio policlasista es patrimonio cultural de los dos partidos mayoritarios: PJ y UCR. A pesar de la evidencia de que piquete y cacerola la lucha no es una sola, la maldita clase media sigue siendo horizonte alcanzable para los humildes, y biombo necesario para los acaudalados. No hay peor country que el mental. La cabeza no piensa donde los pies pisan, a pesar de la advertencia de Paulo Freire.
La publicidad, opio y lisérgico de los pueblos, cumple con todos los mandatos de la cultura represora: alucinar y delirar. Argentina nos incluye pero en espacios bien diferentes. Las hienas que producen en forma constante “falsa conciencia”, alejan, distancias, dislocan al sujeto de su materialidad cotidiana y, digitalización mediante, le construye una disneylandia privada y accesible. La industria del entretenimiento es el triunfo sobre ajenas batallas y la derrota de las batallas cercanas. La crueldad de las hienas no les impide sostener el tabú de la violencia, proponiendo una paz que es solamente la tregua necesaria para que el exterminio y el saqueo no tengan resistencia.
La propuesta de la sensatez y racionalidad ciudadana es acomodarse a la izquierda de la derecha para impedir que la derecha de la derecha, tan cercana al fascismo, pueda reinar otra vez como en décadas pasadas. ¿A quién le importa recordar que muchas hienas de los 90 con sus fauces neoliberales son maquilladas como herbívoros progresistas defensores de los derechos humanos del pasado? Aunque en ese pasado que abominan, nada hicieron ni dijeron para enfrentar al exterminio y la barbarie cívico militar que hoy dicen abominar. La impunidad de las hienas es estructural. No es un efecto ni una consecuencia. Es una premisa. Y todo el esfuerzo está dirigido a sostener el reino de la impunidad al menos hasta que la muerte nos separe. Masacres impunes que son olvidadas porque nuevas masacres impunes.
Las hienas en democracia son tan feroces y despiadadas como las hienas en dictadura. Aunque la hiena se vista de seda, hiena se queda. Por eso es necesario pensar que el Terrorismo de Estado se continúa con lo que denomino el Estado Terrorista. Una de las dos caras del Estado de Derecho. La otra cara es el Estado Benefactor.
El Terror en democracia tiene mil caras y seguramente Luciano Arruga, los extranjeros indocumentados que serán los primeros orejones del tarro de la justicia clasista y reaccionaria, los presos políticos, los niños y niñas con hambre y sin niñez, han visto de cerca muchas de esos rostros. Lo Benefactor también funciona como una forma de banalizar el Terror. Las víctimas de la masacre de Cromagnon, de la estación de tren de Once, los pueblos originarios y sentenciados, saben por dolorosa experiencia individual y colectiva que lo benefactor pasa pero el terror queda.
La subjetividad aterrorizada es una forma de organización individual, vincular y social. Las hienas lo saben. Y lo perfeccionan. Con prisa y sin pausa. Una convicción es necesaria. Toda política de consensuar con hienas es suicida. Hasta las más simpáticas e inteligentes son depredadoras. Y buscarán asociarse a cualquier traidor para ampliar su poder en reinados de la bondad por fuera y de la crueldad por dentro. Ministerio de Bienestar Social para criar a las hienas de la triple A. Ese experimento sigue activo. El plan cóndor tiene su continuidad. No es con ninguna derecha trasvestida que podremos enfrentarla.
Las izquierdas, en unión, combatiendo no al capital pero si al capitalismo, son garante histórico y político del combate permanente contra todas las formas de la cultura represora. Y todas las hienas que utiliza como gendarmes. No es casual que a una hiena que supo boxear la in-justicia le bajó la condena. Podremos soportar dar un paso atrás, a condición de aprender a dar, por lo menos, dos pasos adelante.
“Fernando Esteche, que está en la cárcel por escrachar a Sobisch, quien ordenó matar al maestro Fuentealba en el 2007, no tiene 3 millones de euros y deberá permanecer sin libertad seis meses más por escrachar a Rato, el que robó a su país y al mundo entero en ejercicio de sus funciones” (Liga Argentina por los Derechos del Hombre).
“Hoy, como nadie quería pero todos intuíamos, apareció muerto Luciano Arruga. Muerto no, ASESINADO por las fuerzas represivas que este gobierno en 11 años no pudo purgar y, por el contrario, multiplicaron su accionar contra el pueblo en las sombras, con el "emblema" del gatillo fácil que es récord en esta dékada arrasada”. (Gustavo Robles. Partido Comunista de los Trabajadores).
“Desde el medio no dependiente Queda la Palabra (anterior colectivo Premio Nacional de DD.HH. 2005 en España por sus acciones en la Valla de Ceuta y Melilla) lanzamos esta denuncia pública ante la grave operación policial llamada "Mos Maiorum" (costumbre de los ancestros) para realizar redadas a la "caza" del inmigrante "sin papeles". (Gerardo Duré. Coordinación Seminario Formación Teológica).
(1) “El Edipo después de El Edipo: del psicoanálisis aplicado al psicoanálisis implicado” (Topía Editorial. 1996)
Edición: 2800
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