Basura, balas y palabras

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Por Carlos Del Frade

(APe).- Paraná, capital de Entre Ríos, la ciudad que alguna vez fue pensada como el centro de un país proyectado desde adentro hacia afuera, con justicia, igualdad y desarrollo. Los fundamentos de la Confederación, liderada por Justo José de Urquiza quien fuera asesinado por ex amigos luego de su retirada en Pavón, cuando le dio la espalda a aquel proyecto y dejó que el mitrismo construyera la Argentina dependiente del extranjero, donde la felicidad sería para pocos, muy pocos. Allí, en Paraná, un camión municipal arrolló a un pibe que dormía entre la basura.

-El chofer del camión municipal, en momentos que descargaba la basura, al hacer marcha atrás, pisó a un menor que se encontraba durmiendo en la zona y tapado con cartones. El conductor fue alertado por otras personas que se encontraban allí, y si bien detuvo la marcha, llegó a pisarlo con la rueda trasera… Es conocido en la zona y no tenía documentación consigo, tampoco recordaba su número de DNI…duerme donde lo encuentra la noche – dijo el subjefe de la comisaría quinta de la hermosa capital entrerriana, Hernán Ortega. El chico se crió en la basura, en El Volcadero

-Toda su familia sobrevive de la basura. Él estaba durmiendo entre la basura porque el frío, el hambre, el no tener dónde dormir te lleva a esperar un camión con un poco de comida para poder alimentarte… La familia tiene un ranchito precario, pero ellos se van temprano para poder esperar la basura y poder sacar algo de comida. Mientras esperan los camiones, hacen fuego, queman cubiertas y se ponen alrededor de las llamas. Cuando llega el camión, se levantan. A lo mejor él se quedó dormido tapado con unos cartones y con un poco de basura, y el chofer del camión no lo vio–, contó una vecina. El chico de dieciséis años sigue vivo, a pesar de los pesares.

El cuerpo de un chico cansado de esperar algo de la basura terminó confundiéndose con la basura. En la geografía de la ciudad que, alguna vez, se pensó como capital de un país con justicia y desarrollo. En un país que, según se dijo, pibes y pibas serían los únicos privilegiados.

Del otro lado del Paraná, al sur, en Rosario, otra marca en el mapa que también fue pensada como capital de aquel mismo proyecto de Confederación, los pibes menores de treinta años son arrancados muy antes de tiempo del territorio de la vida.

El negocio de las armas, el negocio de las balas, termina con ellos.

Pero quedan frases, palabras que son necesarias pensar luego de ser escuchadas, después de ser leídas.

En la tercera semana de agosto de 2018, Luis Ezequiel Ferreyra, de 24 años, fue asesinado de por lo menos un balazo en la cabeza, en el barrio Tío Rolo, en una porción de la ex ciudad obrera.
-Acá hay que hacer la vista gorda, amigo, porque hay que seguir viviendo y todos andan demasiado enfierrados.

Agregan, además: “Este siempre fue un barrio donde hay que aguantársela, pero los más pibitos están llevando todo al extremo. Son personas que tienen muchas broncas, sobre todo el fallecido. Los residentes dice que cobraba peaje a los vecinos o les baleaba los frentes. También que era una persona con serios problemas de adicción. Y no hay que descartar una posible disputa por el terreno usurpado donde se produce el ataque”, dicen vecinos e investigadores.

Más al sur, en Villa Gobernador Gálvez, Emiliano Pagliano, de 29 años, fue asesinado de ocho balazos en un desarmadero, propiedad de su padre.

-Mi hijo manejaba el camión cuando yo no podía. En su momento nos manejamos con el puerto, pero ahora lo quería vender. Yo no quiero hablar más – dijo su papá.

-Ese desarmadero siempre fue raro, mucha gente iba y venía. Decían que se vendían drogas – agregaron algunos vecinos.

A pesar de los pesares impuestos por la impunidad del negocio de las armas, el narcotráfico y la riqueza que reduce a basura a los cuerpos de pibes de dieciséis años, hay todavía postales de esperanzas.

Dicen los medios de comunicación rosarinos que “CER (esas son las iniciales de la joven) pidió hablar. La chica de 25 años quiere contar cómo vive desde que abandonó la ciudad de Reconquista para mudarse a Rosario. No es la primera vez que habló. A los 19 denunció a su padre porque abusaba de ella desde los 13. También de sus hermanas. En 2011, la Justicia de Reconquista lo procesó por abuso sexual con acceso carnal agravado, pero un año después el juez Nicolás Muse Chemes lo absolvió. Ese mismo año la Cámara de Apelaciones en lo Penal de Vera ratificó el fallo. CER y las hermanas se enteraron por los medios de comunicación.

“Ella fue la única que decidió continuar con la denuncia y, acompañada por entidades de mujeres, elevó el caso a los tribunales internacionales para convertirse en el primero en el país en llegar a la Organización de Naciones Unidas (ONU). El organismo internacional le dio la razón. La Justicia había actuado en forma machista y no escuchó a la víctima. Hace cuatro años, el gobierno santafesino resolvió otorgarle a CER una reparación histórica; le dio un trabajo y una casa. En paralelo, la provincia también impulsó la capacitación de los integrantes del Poder Judicial en perspectiva de género”, indicaron los diarios.

El gobierno de la provincia de Santa Fe le pidió disculpas.

-Las disculpas son un antes y un después, en especial para la Justica del norte de la provincia donde hay un índice elevado de abusos. Sólo en Fiscalía tenemos una denuncia por día. La Justicia tiene un marcado machismo. Pedimos esté atenta y esta reparación les dice que los estamos mirando–, opinó Soledad Salazar, presidenta del Concejo municipal de Reconquista, del norte profundo santafesino.
Entre la basura y las balas, las palabras dicen algo que va más allá de la suerte individual de las víctimas y los sobrevivientes, cuentan claves para entender el saqueo planificado y también, necesariamente, los caminos de un presente mejor.

Edición: 3690

 


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