Del orgullo nacional a Chevron (Parte II)

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Por Carlos del Frade

(APe).- El acuerdo entre Chevron y los restos de YPF es el viaje al revés de la defensa del patrimonio nacional. La concesión es por 35 años. En 2013, la EIA (Energy Information Administration de EE.UU.) confirmó que el segundo recurso de shale gas del mundo y el cuarto de petróleo estaban en la Argentina. Identificó cuatro cuencas con shale de las cuales la neuquina, con los yacimientos de Vaca Muerta (VM) y Los Molles, resultó la más importante, con 72% de shale gas del país, de los cuales 53% son de VM.

Para extraer el shale se requiere de técnicas no convencionales iniciadas comercialmente en los EE.UU. hace unos 10 años y en la Argentina hace tres, en VM.

Los recursos de shale gas detectados por la EIA son de 802 TCF (Trillon Cubic Meters), equivalente a 22,7 billones de metros cúbicos, el consumo actual argentino durante 400 años.

En octubre de 2016, el Instituto Argentino del Petróleo y Gas (IAPG) puntualizó que con una inversión de u$s 100.000 millones en ese período, además se lograría ampliar fuertemente la producción de petróleo.

La Argentina podría duplicar en los próximos cinco años su capacidad de explorar y perforar pozos gasíferos, fundamentalmente en el yacimiento neuquino de Vaca Muerta, lo cual permitiría alcanzar el autoabastecimiento del fluido, aseguró hoy el Instituto Argentino del Petróleo y Gas (IAPG), aunque advirtió que para lograrlo, requerirá de una inversión de u$s 100.000 millones en ese período.

"En cinco años, con un desarrollo masivo en Neuquén, las curvas de oferta y demanda del gas podrían juntarse, y salvo para picos muy elevados de consumo, no va a ser necesario importar gas", sostuvo el presidente del IAPG, Ernesto López Anadón, quien indicó que "para lograrlo, se requieren inversiones por u$s 20.000 millones por año".

"Lo que Argentina tiene por delante es importantísimo, no sólo en gas, sino también en petróleo", señaló López Anadón, al tiempo que puntualizó que "en Vaca Muerta hay 70 empresas trabajando además de YPF, en las etapas de exploración, explotación y producción".

Precisó que "hay más de 500 pozos perforados" de gas, y consideró que "ese número puede llegar a duplicarse, hasta llegar a los 1.000 pozos por año".

Subrayó que para ello "la industria y el Gobierno están trabajando para generar condiciones", porque indicó que "hay altos costos, poca infraestructura y cargas impositivas muy elevadas".

El especialista explicó que "por eso hay proyectos que se frenan", y sostuvo que "es preciso buscar condiciones especiales para tomar vuelo e ingresar en la etapa de desarrollo masivo".

El titular del Instituto también se refirió a la conflictividad gremial y social en el sector y destacó que "la industria está trabajando muy fuerte en comunicación y transparencia para evitar el rechazo de la sociedad en sus operaciones".

Destacó que "las operaciones de la industria del petróleo y el gas, son muy dinámicas, requieren de mucha movilización y actividad", por lo cual consideró que "para llevarlas adelante es preciso que todo sea accesible, lo cual requiere de eficiencia y también flexibilidad para poder bajar costos de producción".

Es decir la repetición de la lógica de reducir costos laborales, recortar derechos adquiridos, para maximizar ganancias.

Todo está previsto en el acuerdo YPF – Chevron.

Todo se define de acuerdo a las leyes de los paraísos fiscales, en primera instancia, y de los Estados Unidos, como última razón de justicia.

Por eso, más allá de los avances, nuevos acuerdos y promesas, el préstamo entre los restos de YPF y Chevron siempre señalan los “otorgamientos de derechos, que resulte eficaz para otorgar el control” se hará bajo el imperio del Código de Comercio Uniforme de Estados Unidos.

También aparece el rol superlativo de la Oficina de Control de Activos Extranjeros, una agencia del departamento del Tesoro de los Estados Unidos. La inversiones “permitidas” también lo serán si se encuentran garantizadas “de forma incondicional por Estados Unidos de América (o cualquiera de sus agencias con el alcance con que tales obligaciones cuenten con el pleno respaldo de Estados Unidos de América)…”.

Aparece una cláusula titulada “ley antiterrorismo de Estados Unidos”, donde se lee que ninguna entidad del Proyecto es un “enemigo” o un “aliado de un enemigo” de conformidad en el artículo 2 de la Ley de Negociación con el enemigo de Estados Unidos”.

Por supuesto la “moneda de la obligación” es el dólar y queda expresa la “renuncia al derecho de inmunidad” de parte del tomador, es decir, de los restos de YPF. Es significativo que esta renuncia está supeditada a la Ley de Inmunidad Soberana Extranjera de 1976 de Estados Unidos con la intención de que sean irrevocables a los fines de esta ley” (sostiene el artículo 9.16, página 68).

Surge la necesidad, en varios fragmentos del préstamo, de respetar la llamada “Ley Patriótica de Estados Unidos” (artículo 4.13, página 109)

“El Plan de Desarrollo descripto en el presente modelo de consenso de 290 kilómetros cuadrados. Se presume que el área total de 395 kilómetros cuadrados se ejecutará y desarrollará sobre la base de las mismas presunciones que el cado modelado de 290 kilómetros cuadrados, en el que la actividad de equipos de perforación, capacidad de las instalaciones, perfil de producción e inversiones de capital deberán escalarse de forma acorde”, sostiene el Apéndice I.

La traducción de las 144 fojas del documento “en idioma inglés” se completó el 11 de agosto de 2016, tres años después de la firma.

Una verdadera renovación del préstamo de la Baring Brothers, una reedición del estatuto legal del coloniaje.

El trabajo de Rubén Giustiniani, en ese sentido, merece ser reconocido en la historia argentina como los de Raúl Scalabrini Ortiz que desmenuzaron, como nunca antes se había hecho, los lazos de la dependencia de la Argentina.

El desafío es cómo protagonizar, desde las mayorías populares, un nuevo proyecto político que profundice la democracia y garantice la independencia que alguna vez fue declarara en estos atribulados arrabales del mundo.

Es una urgencia.

Porque la felicidad no es la propiedad privada del que la pueda comprar, sino el derecho de los que son más.

Edición: 3288


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