Panipan, un abrazo a la ternura

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(APe).- “Aquí no sólo se amasa el pan: cobran sentido nuestros sueños". En esas pocas palabras se pueden apretar años y años de lucha calentita y crujiente, de futuros amasados de madrugada, de chicos y chicas que aprendieron el oficio tierno y pudieron construir una vida colectiva de harina, levadura y pastelera. Panipan nació amasando sueños, en el camino extenso de Pelota de Trapo. Todas las crisis desde hace cuarenta años asediaron nuestras velas como tempestades. Pero ninguna logró el naufragio.

La pana, como le dicen los pibes, como figura en el corazón, estuvo dos años parada. Y este febrero volvió a abrir. Para amasar sueños nuevos que, en el fondo, siempre son los mismos.

Pero hoy, viernes 12, dos muchachos entraron a las 8 de la mañana para comprar pan y facturas. Venían de cerca. Uno tenía la nariz medio rota. Al otro se le podía entrever algo similar a un arma en la cintura. Dijeron que querían la plata. Se llevaron pocos pesos, unos cuchillos, un celular. Los pibes para los que Panipan es parte de su proyecto de vida y de la masa con que se cuece el futuro, se asustaron mucho. Es que el mundo suele ser impiadoso y ellos empezaron a verlo muy de cerca.

Hubo que cerrar para que todos supieran que hay quienes prefieren robarles a los pibes. Para sentir que en el barrio la gente huele el pan desde casa y se acerca. Porque conoce Pelota de Trapo. Porque sabe que Alberto Morlachetti fue parte de la construcción de comunidad en el barrio. Hubo que cerrar como una forma de pedir que nos hagan compañía. Que no nos dejen solos en este camino de azúcar con adoquines de manzana. No para pedir policías ni persecución para los pibes. Para que nos abracen cuando hace falta. Porque nadie que tenga hambre se va de Panipan sin un bollo de pastelera o un pañuelito de dulce de leche.

En Crisólogo Larralde 801, cuando se baja de los siete puentes, cerca del barrio Agüero y del alto shopping de Avellaneda. Ahí en la esquina está la pana. Regresada para que al futuro no lo cocinen siempre los mismos. Para que lo hagan los pibes.

Ahí amasan todos los días y la vecindad puede comprar el pan tibio entre las 7 y las 13. Con el maestro panadero que dirige la orquesta de pan casero, prepizzas, medialunas, bizcochos y cremonas.

“Alberto Morlachetti tuvo la visión de ver en la infancia la posibilidad del cambio y la transformación de una sociedad”, dice Darío Cid, vicepresidente de la Fundación a quien quiera escucharlo. Porque Pelota de Trapo es “un colectivo humano, un grupo de personas que nos hemos reunido en torno de valores comunes, de una mirada compartida de la realidad, de la sociedad y del país que queremos”.

Panipan nació en el 91. Exactamente 25 años atrás, un día de Reyes. Y llegó casi como por decantación. Hacía ya varios años que Norma amasaba junto a los pibes del Hogar Pelota de Trapo 12 kilos de harina diaria que se cocinaban a fuego lento en el horno de barro. Lo que sobraba, se vendía entre los vecinos. Era la semilla de un sueño más grande aún para el que había que ensayar con esfuerzo y sistematicidad.

Ese día llegó en 1991 y con la harina entre los dedos y las mejillas salpicadas de pan o crema pastelera el primer grupo de pibes, el mismo que amasaba con Norma en el Hogar, asumió el trabajo con el desafío pedagógico que comportaba. Qué maravilla, decían las gentes del lugar sobre aquellos chicos castigados por los discursos estigmatizadores que aprehendían los saberes del maestro panadero. Generaciones de chicos y chicas fueron pintando con yema de huevo, cortando masitas con formas mágicas, acomodando largas trenzas de pan o simplemente cebando mate hasta que, sin darse cuenta siquiera, se iban transformando en ayudantes de un oficio que les permitía ir adentrándose de lleno en el universo de los trabajadores.

Hoy la historia de Panipan sigue adelante. Como cada vez que un golpe de tantos en la vida de décadas de Pelota de Trapo intentó arremeter con los sueños grandes o pequeños. Como cada vez que un temporal le amenazó las ramas. Sigue fuerte y en pie. Más que nunca.

 Edición: 3103


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