El riñón del abismo

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 Por Carlos del Frade

(APE).- El abismo que separa la realidad de la propaganda suele agravarse en el territorio más frágil, en los cuerpos de chicas y chicos argentinos.

Afiches, páginas en internet, cortos en televisión, audios en radios, aseguran que Rosario es el mejor lugar para vivir.

Ciudad de un millón de habitantes, bañada por las aguas marrones del Paraná, la comarca goza del crecimiento inmobiliario impulsado por las regalías sojeras y los espacios abiertos sobre la terraza natural que se levanta al borde del majestuoso pariente del mar.

También sostienen ahora los números oficiales que la desocupación ha sido reducida a un dígito y que será parido un nuevo centro como demostración de la pujanza económica.

Eso dice la propaganda y en parte, solo en parte, es cierto.

Sin embargo, la realidad existencial de los que son más, de los que se pelean por un poquito de alegría que surja de los saqueados patrimonios populares que son sus equipos de fútbol, Central y Ñuls; la urgencia cotidiana de las mayorías no aparece ni en la foto ni en la tele. Apenas se contiene en los arrabales, en lo que está más allá de los coquetos e iluminados bulevares que limitan el macrocentro rosarino.

Y aunque los logros en salud pública son reconocidos en gran parte de América latina, la ex ciudad rebelde y obrera, ahora convertida en corazón de servicios y mercantil, no alcanza para todos.

Entonces el abismo entre la propaganda y la realidad explota en los cuerpos de las chicas y chicos del lugar.

Eliana Juárez sufre una insuficiencia renal crónica y hace menos de un año fue noticia nacional porque a pesar de semejante padecimiento fue mamá de Noel Alexia. Uno de los pocos casos en el mundo, se dijo entonces.

La mamá de apenas dieciocho años gambeteaba los guadañazos de esa tozuda realidad que sufren miles y miles de familias rosarinas a fuerza de puro amor. Pero, suele suceder, a veces no alcanza con la voluntad y el sentimiento.

Eliana necesita un trasplante de riñón, pero no puede. La noticia publicada en el diario más que centenario de Rosario, sostiene que “los médicos aseguran que la operación es imposible si no mejoran sus condiciones sociales. Vive en una casilla de madera, sin zanjas ni desagües y con piso de tierra. El jefe de trasplante del hospital Centenario, Fabio Acosta, confirmó que ‘no se puede hacer la intervención si ella continúa en un hábitat que atenta contra su salud’".

-Cualquier parásito o bacteria que le entre le produce una infección -dijo la mamá de Eliana, la señora Cristina Acosta.

La Defensoría del Pueblo de la provincia le otorgó un subsidio para levantar una habitación de material. Pero ese dinero no alcanzó.

El diario terminaba diciendo que “actualmente Eliana vive en una pequeña pieza junto a la casilla de madera de su mamá en Colombia 1151 bis. Allí las paredes son de ladrillos huecos pero están sin terminar. Tienen espacios grandes tapados con plásticos por donde se filtra la lluvia la humedad y los bichos. También comenzaron a levantar un baño pero quedó en la nada”.

La ciudad que crece sin parar, según la propaganda propia y ajena, no se detiene en mirar para adentro. Para tomar conciencia que las dulces palabras no explican la realidad de las mayorías.


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