Un simple pedido

|

Por Carlos del Frade

(APE).- Natalia tenía tres años. Murió porque fue mal alimentada. Porque no tuvieron con qué darle bien de comer. Porque sus padres forman parte de un vasto universo de saqueados desde hace tiempo. Algunos diarios dicen que semejante historia aceleró su final porque con los primeros fríos apareció una neumonía que se llevó a Natalia a otros rincones del universo.

 

Tenía siete hermanos y los fines de semana iba a un centro comunitario para comer.

Fue en el Hospital Municipal de San Vicente y en ciertos medios de comunicación quisieron negar que la desnutrición haya sido la causa de su muerte.

En el Juzgado de Menores de la ciudad de La Plata se inició una causa caratulada “averiguación de causales de muerte”.

Ojalá que ese expediente siga el curso de la investigación.

Para saber la identidad, el verdadero rostro del asesino serial que se lleva a nenas como Natalia cuando recién empiezan a celebrar la fiesta de la vida con sus afectos.

“Averiguación de las causales de muerte”, dice la tapa de los papeles judiciales.

Averiguar el origen de la desnutrición más allá de las sustancias, las proteínas ausentes y las dietas desaparecidas. Ir más allá de lo físico y lo biológico. Averiguar en serio el causante de la muerte de Natalia. Para que no haya más Natalias.

¿Quiénes son los responsables por tantas pibas y pibes desnutridos en la Argentina?

¿Quién fue el que recibió el papel que decía que la familia de Natalia no estaba comiendo bien y lo dejó sobre su escritorio como quien lee un diario viejo?

¿Quién fue el que cumplía con racionalidad burocrática la distribución de los alimentos en el comedor comunitario y no reparó en que no alcanzaba lo que se le daba?

¿Quién o quiénes creen que solamente alcanza con levantar mesas, comedores, llenar tazas con leche y platos con algunas milanesas para acabar con la desnutrición?

¿Qué dijeron los responsables de pagar las cuentas de los centros comunitarios de San Vicente cuando se enteraron del caso de Natalia? ¿Fue la primera vez que pasaba? ¿Fue una más?

¿Quiénes controlan el crecimiento de las chiquitas como Natalia en esa parte del mapa de la provincia de Buenos Aires?

Es necesario tomarse, aunque sea una vez, el trabajo de llevar adelante lo que dicen las páginas de una carpeta de tribunales.

Averigüen ignotos funcionarios del Juzgado de Menores de La Plata, sean ustedes los primeros en querer conocer las caras verdaderas de los proveedores del hambre.

No repitan aquello de “llegar hasta las últimas consecuencias”. No, por favor. No lo digan. Simplemente alcanzará con que cumplan lo que señala esa carátula judicial: averiguación de las causales de muerte.

Porque Natalia puede ser un número más o, quizás, el último. Para que vuelvan a tener sentido las palabras, los amores, los futuros de pibas y pibes que necesitan justicia sobre el origen de tanto dolor remediable que se abate sobre cuerpos indefensos y que no pueden protegerse en comedores comunitarios. Porque necesitan que sus padres trabajen, porque necesitan comer en sus mesas familiares con lo que sus padres pongan sobre ellas, porque necesitan saber que la palabra futuro tiene sentido en el país de la leche, la carne y las riquezas infinitas.

Por favor, ignotos integrantes del juzgado de Menores de La Plata, averigüen esas causales.

Por Natalia, por miles como ella.

Para que tenga sentido la bronca y la necesidad de darle algún tipo de contenido a notas como estas y a causas como las que ustedes llevan adelante.

Es un simple pedido.

Fuentes de datos: Diarios Clarín / Infobae y Popular 18-05-06


Suscribite

Suscribite al boletín semanal de la Agencia.

Sobre la fundación

Fundación Pelota de Trapo nació hace décadas para abrigar de las múltiples intemperies a niñas y niños atravesados por diferentes historias de vulnerabilidad social.

Sobre la agencia

Agencia Pelota de Trapo instala su palabra en una sociedad asimétrica, inequitativa, que dejó atrás a la mayoría de nuestros niños y donde los derechos inalienables de la persona humana solo se cumplen para unos pocos elegidos por la suerte