Un país que se rompe y se rearma en las calles

Mientras Argentina se rompe en mil pedazos, las calles hoy estallarán de reclamos. A la cabeza, la educación universitaria. Pero además, las luchas sectoriales que confluirán para defender el presente y el futuro. Salud, educación, trabajo. Con las movidas y sobornos de un gobierno que está intentando demoler el país.
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Por Claudia Rafael

(APe).- Nuestro futuro no se veta, se planta hoy el mundo universitario. Pero es mucho más. Es la pulseada por un sentido. Donde se conjuga presente y futuro, con una larga historia donde la educación es bandera, mientras el gobierno se corre de la responsabilidad del estado de asegurar un piso del 6 por ciento del PBI. Donde la salud es bandera, con trabajadores del Garrahan que vienen sosteniendo una lucha mientras siguen renunciando médicos, enfermeros, a pesar de que es el destino obligado de niñas y niños de todo el país cuyas familias saben que es allí donde les podrán salvar sus vidas. Donde el trabajo es bandera, mientras ya la desocupación está siendo reemplazada por el pluriempleo que no rinde pero sí desgasta y quiebra.

Argentina se rompe en mil pedazos.

El viejo granero del mundo desde hace ya más de un año importa panes para supermercados de Brasil que, a su vez, compra casi el 40 por ciento del trigo a nuestro país. Que, al mismo tiempo hoy cultiva más soja y maíz que trigo en un avance desmedido de la transgénesis.

Argentina se rompe en mil pedazos.

Fábricas emblemáticas como Sancor, Ferrum, Dánica, Dass, Cerro Negro, Avón, Nestlé, Vicentin, Granja Tres Arroyos que bajan sus persianas o achican la cantidad de empleados. Con el dato estremecedor de que, entre noviembre de 2023 y mayo de 2025, cerraron 15.564 empresas en el país. El 99,7% son PyMEs con menos de 50 trabajadores.

Argentina se rompe en mil pedazos.

Organizaciones sociales con años o incluso décadas de existencia ya no saben qué malabares hacer para sostener los alimentos de los pibes y los adultos con los que trabajan en las barriadas más vulneradas. Pequeños clubes que deben cerrar sus puertas.

Mientras avanzan en las mismas barriadas los pequeños estados paralelos de narcos que ofrecen servicios a familias hundidas en la más profunda desesperación. Sobrevivientes de tiempos ajados y dolorosos.

Hace 189 días hubo otro miércoles. Como hoy. Pero aquel día la marcha no era masiva como la que seguramente hoy se concrete. Aquel otro miércoles Pablo Grillo era atacado a mansalva por un proyectil del arma de Héctor Jesús Guerrero. Que recién hoy está siendo indagado por ese disparo que, hasta ahora, lo tiene sólo a él como único responsable. A pesar de que Guerrero no disparó de ese modo directo a la cabeza de Pablo por pura perversidad personal (más allá de que la haya desplegado) sino como parte de un engranaje mucho más contundente que responde a las directivas ministeriales.

Aquel otro miércoles, a pesar de que la masividad no era la misma que se prevé para esta tarde, hubo también, como hoy alrededor de 1000 efectivos federales azuzados virtualmente por la ministra securitaria.

Hoy serán 1100: habrá 700 policías federales, 280 miembros de Gendarmería Nacional, 90 de Prefectura Naval y unos 30 de la policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Aunque –aseguraron- no se aplicará el protocolo antipiquete. ¿Cómo aplicarlo cuando hay cientos de miles en las calles?

Hace 190 días Pablo revisaba su equipo fotográfico para asegurar que todo estuviera en orden y listo para cubrir, en la tarde siguiente, la manifestación en defensa de jubilados de cada miércoles. Pero ese día se produjo una escalada de violencia inusitada: gas pimienta, gasees lacrimógenos, balas de goma, carros hidrantes, todo tipo de provocaciones, más de 100 personas detenidas y un centenar con múltiples heridas. 189 días después, el cuerpo y la psiquis de Pablo siguen batallando.

Esta vez, este miércoles, en que Pablo no estará congelando imágenes de lucha o de represión como hace 189 días, los reclamos se mezclan. Estrategias imprescindibles en la lucha en las calles. Mientras el Congreso deberá hacer las cuentas con sus propias contradicciones, con las pujas y el soborno de un gobierno que entregó bajo el formato de ATN una millonada de pesos a cuatro provincias para buscar sus favores, las calles estallarán de reclamos.

Argentina se rompe en mil pedazos.

Y habrá que cambiar la decepción y la angustia por bronca, como decía ayer un médico del Garrahan. Y sembrar sueños en común para recuperar el sentido de la humanidad y rediseñar la historia con mayúscula.


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