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Por Carlos del Frade
(APe).- 74 homicidios en el departamento Rosario en 74 días del año.
La mayoría de los exiliados por la violencia desbocada son pibes menores de veinticinco años.
Sangre joven derramada en los barrios de la ex ciudad obrera.
Dice una maestra cuando descubre el nombre y el apellido de uno de esos pibes y los junta con aquellas caritas que asomaban en los primeros años de las escuelas de la zona sur: “Cada vez que me entero de que alguno de los que mueren fue mi alumno, o me entero de que está preso o lo imagino complicado en tanto horror, lo que me aparece primero es el recuerdo de chiquito… con el guardapolvo, jugando en el jardín. Me vienen recuerdos de sus años de infancia y me duele pensar qué le pasó. Y me duele mucho. Trato de pensar que ojalá, en algún segundo de su vida, en medio de la muerte y el horror, recuerde que alguna vez fue querido, que disfrutó un cuento o una canción. Que ese recuerdo lo salve un poquito. Debe ser un consuelo tonto, para sentir que de algo sirvió lo que le enseñamos o intentamos compartir en esas horas en el Jardín. Si pudiera los abrazaría fuerte”, dice la docente en medio de una ciudad que es, en realidad, la sumatoria de múltiples ciudades, realidades urbanas diferentes aunque la geografía se empecina en ser la misma.
Y agrega algo más la trabajadora de la educación: “La gente escucha todo como una novela y ellos son los villanos .Y a mí me cuesta pensarlos así, yo siento que son víctimas de otro que está lejos del barrio y parecen personas respetables. Me hiciste recordarlos y me dio mucha tristeza. Te juro que tengo sus rostros sonrientes y jugando en el patio como una foto en mi recuerdo”, agrega.
En la última semana, el descubrimiento de algunos túneles encontrados por debajo de las casas atribuidas a los integrantes de la banda de “Los Monos”, originalmente constituida alrededor de la familia Cantero que creció en los barrios de Las Flores y La Granada, sirvió para comparar, de forma forzada, esos pasillos subterráneos con los del cartel de Sinaloa, en México.
En la historia de la ciudad de Rosario que es la historia de varias ciudades, una Troya de varias capas al lado del Paraná, los túneles siempre estuvieron presentes, desde mucho
antes de la partida de nacimiento oficial del municipio, como estrategia de los contrabandistas varios que gambeteaban los tenues esfuerzos de las autoridades coloniales para evitar aquellos negocios que terminarían favoreciendo al imperio de la época, a Gran Bretaña. Los túneles están en el código genético de la ciudad que incluye varias ciudades.
Las informaciones llegaron a sostener que en esos conductos podía encontrarse parte del dinero de la banda, 11 millones de dólares que habrían decidido utilizar recién en la próxima década.
Una verdadera telenovela que tiene poco que ver con el dolor concreto y espeso de las familias que entierran a los pibes, ésos que alguna vez fueron queridos en una escuela pública.
Pero no solamente es fundamental investigar todas las conexiones posibles de esos túneles físicos, se hace imprescindible rastrear el principio y el final de las vinculaciones políticas que también deberían existir para fundamentar semejante despliegue de poder.
En la histórica resolución del juez de instrucción número cuatro de los tribunales provinciales rosarinos, Juan Carlos Vienna, se lee con claridad que el poder de Los Monos se basó en la constitución de un “gobierno de facto” en distintos barrios de la ciudad.
¿Qué hicieron los otros gobiernos legales mientras una organización mafiosa y criminal erigía un gobierno ilegal? ¿Dónde estaban las administraciones municipales, provinciales y nacionales de los últimos diez años para no ver semejante apropiación del territorio y las vidas de quienes trabajosamente intentan llevar adelante sus sueños?
A finales de la semana pasada, esos túneles de la historia reciente irrumpieron con su peor ferocidad: el automóvil del secretario de seguridad de la provincia, Matías Drivet, fue seguido durante diez minutos por otro en actitud amenazante, al mismo tiempo que recibía una prolija descripción de los movimientos de los integrantes de su familia a través del celular, lo mismo que volvió a pasarle al ministro de Seguridad, Raúl Lamberto.
Un claro desafío a las autoridades del estado democrático. Una osadía proporcional al poder que fueron adquiriendo en los últimos tiempos.
Por eso es vital comprender que los túneles no son solamente físicos, sino también políticos, históricos y existenciales.
Porque en el fondo de esos pasillos no solamente está oculto el dinero de las bandas criminales sino también el momento en el cual los pibes dejaron de creer en la ternura y fueron convertidos en herramientas de intereses que están muy lejos de los barrios y de esos túneles tan famosos.
Fuentes: Resolución del juez Juan Carlos Vienna del 19 de febrero de 2014; diarios rosarinos del 12 al 16 de marzo de 2014 y entrevistas del autor a maestras, abogados y dirigentes sociales.
Edición: 2654
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