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Por Sandra Russo
(APE).- El sudeste asiático es desde hace tiempo un objeto de consumo capitalista. No sólo llegaban hasta esas exóticas latitudes contingentes de turistas europeos ávidos de playas cálidas y paisajes paradisíacos, sino también otros contingentes, los de los pederastas del primer mundo, a consumir otro de los atractivos turísticos de la región, la prostitución infantil. El tsunami no sólo arrasó más de 200.000 vidas en Tailandia, Sri Lanka y la India. Arrasó también el negocio turístico, pero a no asustarse, que se está recomponiendo. Y de la manera más mefistofélica posible.
Han inventado el “Tour Tsunami”. ¿En qué consiste? Es más tremendo de lo que enuncia su nombre, que podría implicar, ya con bastante morbo, un paseo por las zonas devastadas. No, no es ése el único atractivo prometido para reactivar la avidez primermundista por el exotismo asiático. El “Tour Tsunami” ofrece tres días de recorrida de las ciudades destruidas, pero también la posibilidad de... ¡alimentar a los sobrevivientes! Pasen al zoo tailandés y tírenles unas galletas a los que se salvaron. Además, para completar la vivencia, los operadores turísticos proponen una visita a la morgue y la participación en un ritual funerario.
Todo este disparate es ocurrencia de una agencia de viajes tailandesa, la World Class On Tour, de Bangkok, que se explica argumentando que el propósito es “reactivar la economía, los hoteles y la industria del turismo en general”, con un paquete que se promueve proponiendo a los europeos que “vayan a conocer los efectos del tsunami del 26 de diciembre del 2004”. ¿Que todo esto es una idea peregrina que naufragará al chocar contra el sentido común, la piedad, el recato, el respeto por el dolor ajeno? Ah, no, no, esas nociones quedan afuera de la avidez capitalista por el consumo de exotismo y aventuras: ya se inscribieron unas 300 personas para el primer viaje.
Comenzarán, así, recorriendo lo que quedó de la infraestructura turística después del maremoto, en el famoso resort Khao Lak. Allí está previsto que los viajeros intrépidos repartan latas de alimentos no perecederos entre las muchedumbres hambrientas que perdieron todo en la catástrofe. El plato fuerte, sin embargo, será la visita a un templo que fue convertido en morgue, y allí los turistas podrán participar de algún funeral y ser parte de la ceremonia budista “de la creación del mérito, en honor a los espíritus de los muertos”.
No podían faltar los souvenirs: en la costa de Andaman, los llevarán a comprar recuerditos de la tragedia, e incluso podrán tatuarse motivos tailandeses con reminiscencias del desastre. Recién entonces partirán a las paradisíacas playas de Phuket, las menos afectadas por el maremoto.
Patthira Janpeekant, directora de la World Class On Tour, dijo que el paquete “busca atraer a los extranjeros que deseen ayudar en las áreas afectadas”. Hay una nueva especie de mercancía capitalista: vengan a consumir dolor ajeno por sólo 59 euros.
Fuente de datos: Diario El Zonda - San Juan 19-01-05
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