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Por Sandra Russo
(APE).- “No eran ningunos nenes”, dijo el Jefe de Investigaciones Criminales de la policía cordobesa, Pablo Nieto. “Eran bastante bravitos”, completó en declaraciones a La Voz del Interior en un artículo publicado el 28 de febrero. Se refería a dos menores de edad que lograron fugarse haciendo un hueco en la pared de una celda y saltando los muros perimetrales del la ex Cárcel de Encausados, actualmente convertida en Alcaidía policial para alojar detenidos por delitos y contravenciones al Código de Faltas.
Los que “no eran ningunos nenes” tenían apenas 15 años. En ese artículo de la Voz del Interior se detalla que del intento de fuga participaron tres menores, pero que uno de ellos, al saltar desde una altura de siete metros, “se dobló el tobillo”. Dos días más tarde, el mismo diario volvió sobre la noticia para dar cuenta de que el juez de menores José González del Solar se hizo presente en la ex Cárcel de Encausados, después de que el Gobierno provincial decidiera apurar los trámites para habilitar un módulo exclusivo para menores. “Estamos contentos con la noticia. Esperemos que se cumpla, lo que permitirá que los jóvenes no estén más en un edificio como la ex Encausados, que no está en buen estado”, dijo el juez. Pero esa misma noticia indica que la decisión de acelerar un nuevo penal para menores de edad detenidos se tomó después “de la fuga de dos menores (...) que a su vez acabó con la vida de un tercero”. Ese tercer chico que finalmente murió fue el que en un primer momento se había doblado el tobillo. Ninguna referencia más. Ni una línea. Un tobillo doblado oficialmente desemboca en una muerte anunciada oficialmente. Ninguna explicación. Ninguna historia. No hay gente que se muera por tobillos doblados, pero entre una versión y la otra nadie preguntó nada. Hubo naturalización y silencio.
“No eran ningunos nenes”, la frase del policía Pablo Nieto, significaba que uno de los menores que se fugaron había sido detenido por tentativa de robo y el otro por intento de robo calificado. Pero es curiosa la reflexión de Nieto, porque revela que esos chicos y miles de otros más están siendo tratados por el sistema penal como si no fueran lo que evidentemente son, adolescentes de 15 años. Nieto incluso describe la fuga siguiendo el hilo de sus pensamientos, que es el hilo que ahorca a todos estos menores. Dijo: “Son como gatos estos chicos, saltaron a la calle para luego fugarse a las corridas. Así fue que treparon el muro y huyeron (...). Son chicos muy menuditos”. No es que sean menuditos: es que tienen 15 años. Una verdad de perogrullo que el sistema penal y buena parte de la sociedad niega y de la que descree. Los chicos institucionalizados, sean o no culpables de lo que se los acusa, se convierten en entes sin edad, sin pasado, sin historia, sin red, sin cuerpo que le corresponda a su cronología. Ni siquiera tienen una vida que pueden perder. Es así como un tobillo doblado dos días más tarde desemboca en una muerte, y a nadie le llama la atención. Son de otra especie.
Fuente de datos: Diario La Voz del Interior - Córdoba 28-02-05 y 01-03-05
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