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Por Ignacio Pizzo (*)
(APe).- Los hospitales se caen en medio de un desierto inhóspito donde encontrar un abrazo es irrisorio. Las calcificaciones sistémicas desarman y resquebrajan los muros de lo que alguna vez fue un centro de cobijo de pequeños que buscan curar nanas y acuden -brazos maternos mediante-, para zurcir esos malcitos que interrumpen el recreo.
Porque los chicos se enferman. Su atención nunca empieza en el hospital, sino en las manos –quizás- de otra niña, que pasa sin escalas a recibir el título de madre y en el mejor de los casos con la asesoría de una abuela que ayuda a escurrir el paño frío para bajar la fiebre. Serán por ahí vecinos que no perdieron la costumbre de cuidar de la cuadra los que escucharán los llantos y tal vez alcancen un envase a medio llenar de un jarabe, por la medianera imaginaria. La curandera del barrio, la partera, los chamanes, los hechiceros, las machis mapuches, harán lo propio para sacar el empacho, el ojeo, el gualicho. Cuando este primer nivel del saber popular no logra frenar el enérgico pedido de auxilio, de ese cuerpito que a fuerza de gritos se hace escuchar, habrá que acercarse, con un largo peregrinaje al lugar donde está el saber científico, y éste quizá pueda atenuar la desesperación. Pero los Hospitales se caen.
Se caen como el techo del Hospital de niños María Sor Ludovica de La Plata. Solamente el azar fue el causal de que no haya nadie aplastado por la mampostería. Aunque el aplastamiento estatal sea la aplanadora que viene haciendo día a día su trabajo de aniquilación desde el primer esfuerzo respiratorio del infante humano. Algún diario virtual señala que “el pedazo de mampostería, de un metro por un metro, se desprendió en la sala de pediatría del hospital Sor María Ludovica, ubicado en la capital bonaerense. Al no haber pacientes internados, no hubo que lamentar heridos’’.
El 24 de octubre del 2015 ya había indicios. El diario Hoy de la Ciudad de La Plata informaba que: “La comunidad médica del Hospital de Niños “Sor María Ludovica” de La Plata se manifestó ayer, cerca del mediodía, con un corte de calle y abrazó al nosocomio de calle14 entre 65 y 66, en protesta por las pésimas condiciones edilicias y de limpieza, situación por la cual debieron suspender operaciones e internaciones de chicos que padecen enfermedades graves’’.
“Cada vez que llueve, profesionales y pacientes miran hacia el techo, porque, de acuerdo a la intensidad del diluvio, se inundan algunas salas y hay que evacuarlas. Tal como explicaron los especialistas a Hoy, la falta de mantenimiento es una constante en los hospitales de la Provincia. Y si se piensa en las dimensiones y en la historia del Hospital de Niños, que data desde hace 111 años, la situación es todavía más preocupante”.
Sueños fusilados
La Revolución Fusiladora de 1955 también fusiló el sueño de un sistema de Salud integrado, que Carrillo y Evita pusieron en camino para acercarse a que sea real. En última instancia, el mercado ha ganado la batalla dentro del sector salud argentino desde 1956 a la fecha. Nuestra constitución reformada en 1994 no contempla como tal el derecho a la salud, sino desde una perspectiva de ‘’consumo’’. Habla de derechos de consumidores, no de usuarios o pacientes, en fin personas.
Conseguir bienes monetarios en casas de cambio, hoy parece ser una tarea más sencilla que conseguir datos estadísticos actualizados de nuestro país donde huelen a podrido tanto las instituciones gubernamentales, como sus mercaderes de la salud. Sin embargo, se puede a veces tomar el cielo de la web y las nubes por asalto.
El gasto total en salud es la suma de los gastos en salud públicos y privados, como proporción de la población total. Abarca la prestación de servicios de salud (preventivos y curativos), las actividades de planificación familiar, las actividades de nutrición y la asistencia de emergencia designadas para la salud, pero no incluye el suministro de agua y servicios sanitarios. Según datos del Banco Mundial ese gasto fue, en Argentina, de 1074 dólares per cápita en el período 2011-2015.
Según datos de la CEPAL de abril del 2008 Argentina resalta como un país con una cobertura de seguro social de salud relativamente extendida, pero en el cual los hogares deben desembolsar grandes sumas (en relación a su capacidad de pago), en concepto de gastos de bolsillo. El 10% de la población con mayor gasto tiene erogaciones que superan el 20% de su capacidad de pago total, valor muy superior a los de Chile y Ecuador, que son 10% y 7.5% respectivamente.
Aproximadamente un 10 % del PBI del país corresponde al gasto en salud, sin embargo se calcula que el 45% de ese gasto corresponde gastos de bolsillo de la población.
El Doctor Mario Rovere, médico sanitarista, ex viceministro de Salud y Vicedecano del departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Nacional de la Matanza señaló con respecto a la fragmentación y a la inequidad: “Un dato permite mensurar esta inequidad: la diferencia en el gasto público por habitante, ha llegado a estimarse en uno en 14, lo que significa que algunos territorios tienen un gasto público en salud por habitante 14 veces más alto que otros. Si esa proporción la ajustáramos en función de la cobertura del gasto público por población no cubierta por la seguridad social, la proporción se multiplica por dos y la distancia pasa a uno en 28”. “Podríamos decir que se construye un edificio en el cual cada uno tiene la salud que puede pagar en términos de su respectivo ingreso, lo cual se reproduce incluso dentro del gasto público”.
De los números que cuelgan como apéndices de la perversión neoliberal, podemos hacer análisis y pecar de asombrados. No obstante en la palpación y auscultación de la realidad, tal vez se encuentre la clave. Esa clave que permita crear vinculaciones que acerquen, no sólo posturas, sino una construcción profunda de un ‘’nosotros’’.
No hay laboratorios, ni empresas que puedan suplir la sociabilidad que implica ser con ese otro. Ese que busca confiar la salud de su pequeño en un simple saber universitario o popular.
Confluir y confiar en ese vínculo que salta la barrera de la distancia operacional. Ese primordial acercamiento nos brinda un comienzo de adquisición de recurso humano, para que, desde el pie, crezcan las paredes y los techos de hospitales que pueden estar en cualquier lado. Incluso a la vuelta de la esquina.
(*) Médico generalista. Casa de los Niños, Pelota de Trapo
Fuentes:
1-Exposición “Coordinación y financiamiento regional de la salud”, realizada por el Dr. Rovere en el VIII Foro Metropolitano, 9 y 10 de noviembre de 2011, Universidad Nacional de La Matanza.
2-Diario Hoy de la Plata 24/10/2015.
3-Banco Mundial (Gasto en Salud per cápita).
4-CEPAL, Incidencia de los gastos de bolsillo en salud en siete países latinoamericanos.
5-Diarios Nacionales 23/02/2016.
Edición: 3110
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