Fue hace 20 años. Un 28 de octubre de 2004 cuando, en plena adolescencia, desapareció para siempre. Era Germán Esteban Navarro. Se hacía llamar Mara. Su madre lo buscó contra viento y marea hasta que, un mal día, le entregaron una caja de cartón con unos pocos huesos. Dos décadas después, se comienza la construcción de un jardín polinizador en su memoria.