En la versión restringida de la violencia de género, Fabiola es víctima y Alberto victimario. Dice Alfredo Grande: creo que eso debe ser juzgado y eventualmente condenado, para que la denuncia no sea sentencia, como hacía la Inquisición. En la versión amplificada, Alberto y sus secuaces golpearon, mucho y mal. Y Fabiola es la falsa profeta.