La escuela, una vez más, fue puesta en el centro de un debate banal. Para ocultar realidades crudas y dolorosas. Bajo la excusa de evitar el “adoctrinamiento” y con el supuesto afán de defender una libertad (de mercado) se busca cercenar el criticismo y la capacidad de transformación. Un debate imprescindible en tiempos de un oscurantismo que se profundiza y avanza.