Diez años. Una década entera que tornó su palabra más imprescindible que nunca. Nada de lo que escribió y dijo hace 15, 20 ó 30 años envejeció. Porque se siguen tributando pibes a la muerte de a miles y miles. Porque siguen vigentes conceptos suyos ante una realidad que día a día, año tras año hace impostergable la creación de otro tipo de sociabilidad humana.