Las consignas conmueven la subjetividad. Pero la Patria ya se vendió y no deja de venderse. Lo cual obligaría a otras consignas, del tipo “devuelvan la Patria”. En 1824, con el empréstito con el Banco Baring Brothers de Londres empezó a venderse la patria. Y no dejó de hacerse, salvo algunos intervalos que no se supieron defender.