Bolívar, que moría un 17 de diciembre de 1830, era un hombre atormentado por las dudas. La única duda que no tenía era la de una América integrada y autónoma. Muchas décadas y mundos más adelante, Ernesto Che Guevara escribía a sus hijos "sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo".