La espada de Bolívar y el sable corvo de San Martín, parecen ser hoy objetos sin sentido, muy lejos del espíritu de aquellos que los robaron para generar una conciencia revolucionaria y defensa de lo propio. Tal vez haya, en algún momento de esta historia tan gris, una nueva resurrección de rebeldías que las tenga como símbolos.