Y ante el terror redimido, ante la sangre de los hijos y de los nietos que vuelve a llover con las tormentas, ante las heridas que se desgarran nuevamente como si la carne se hubiera roto ayer, ante la criminalidad entronizada, ante la crueldad de rango institucional, bajó la calle. Centenares de miles. Más de un millón en todo el país se apropió de la calle.