Soplidos de la pobreza

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Por Sandra Russo

(APE).- Cada tanto, como si fueran soplidos de una misma boca impune y degradada, algunas escenas de la pobreza se repiten. Esas escenas, que narran generalmente el destino trágico de un chico o de un bebé, y que por lo tanto implican la demolición de una familia, están como talladas, como tatuadas, son como perversas migas de pan que los pobres van siguiendo hasta encontrar el final de un camino solitario, anónimo, perdido.

Es que no hay caminos para ellos. Caminan sobre la nada. Hablan en el vacío. Nacen y mueren en una dimensión trazada especialmente para ellos: sus dramas no provocan, no convocan, no conmueven. Pareciera que todos los demás lo saben y por lo tanto no se sorprenden: a los pobres suelen pasarles cosas inhumanas como si ellos pertenecieran también a una raza distinta, como si sus cuerpos fueran de otro material, como si sus sentimientos de indefensión y de impotencia fueran de outlet. Una segunda selección de seres, consentida por el resto.

Esta vez le pasó a un bebé de ocho meses. Quedó solo, en el barrio Los Troncos de Santa Fe, en su casilla de la calle Ayacucho al 6300. Sus padres habían vuelto de trabajar y habían ido a buscar a sus otros hijos chiquitos a la escuela. La casilla ardió. Era la siesta. El bebé murió allí adentro, entre las llamas.

La información consigna que efectivos de la Subcomisaría 12, agentes del Comando Radioeléctrico y Bomberos Zapadores, junto con médicos y peritos policiales se encontraban trabajando en el lugar del hecho. Y en el lugar del hecho, seguramente, habrá una causa cerrada y nada más. Y ese bebé, cuya identidad la información no indica, habrá vivido los ocho meses que estaban tallados en su destino de pobre, y sus padres seguramente no se perdonarán nunca mientras vivan haber salido a buscar a sus otros hijos, y la desgracia quedará instalada para siempre en esa familia, soplando como una bocanada infernal, como las llamas que hicieron de un hogar pobre un escenario repetido, previsto, potencial, horriblemente poco escandaloso.

Fuente de datos: Diario El Litoral - Santa Fe 11-08-05

 


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