Socialismo o Del Potro

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“la pesada herencia de la democracia liberal nos obliga a sostener que los medios justifican el fin”
(aforismo implicado)

“La gran victoria del tandilense Juan Martín del Potro recorre el mundo por varios factores, entre ellos que tiene tan sólo 20 años y que en la final derrotó ni más ni menos que al jugador que más Grand Slams obtuvo en la historia: el suizo Roger Federer, que además detenta el rótulo de número uno del mundo.
Esas son algunas de las cosas que destacan las portadas y los suplementos deportivos de los principales medios tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo.
The New York Times le dedica al tema una pequeña parte en el margen inferior derecho de su portada, donde simplemente dice: 'Argentino 20, para a Federer', en referencia a la edad que tiene Del Potro.
El diario resalta que la victoria 'puso fin' a la racha de 'invencibilidad en el Abierto' que tenía Roger Federer, quien desde 2003 (justamente ante otro argentino, David Nalbandian) que no perdía en el US Open.
Además, recuerda que se trata 'de la primera victoria de un argentino desde el triunfo de Guillermo Vilas en 1977'.
Por su parte, el The Washington Post reconoce que el resultado fue 'desconcertante', en clara alusión a que todos esperaban un triunfo del suizo.”
(Diario La Prensa 15/09/09)

(APe).- La torre de Tandil. El Obelisco de las Pampas. La Raqueta Invencible. El Vengador del Pasado. El Faro de Juanería (se hubiera llamado Alejandro sería el de Alejandría, pero nadie es perfecto), El Cid Peloteador. Con el vigor de los 20 años, la tenacidad de los 40 y la sabiduría de los 60, pudo parar el funcionamiento del relojito suizo. Reloj de oro, naturalmente. Una proeza posmoderna. Vi el partido con dos alumnos de la Universidad de Lomas de Zamora, luego de solicitar a dos docentes que dictaran la clase. Me fascina el tenis, pero por esa modestia cultural, solamente me atreví a jugar al paddle, algo así como su patio trasero. En Tandil la mayor atracción desde que se cayó la piedra movediza, justo cuando mi tío abuelo estornudó, y ningún psicoanalista pudo sacarle el sentimiento de culpa por su resfriado. Pero esa piedra se convirtió en una montaña. Ahora se mueve por toda la cancha, asombra a los yanquis, y es algo así como un gaucho matrero con raquetas por boleadoras. La Torre de Tandil se levanta (literalmente) como un Mangrullo para mostrar que esfuerzo, inteligencia, familia y amigos, una meta coherente y consecuente, etc, etc, son la única medicina que esta sociedad necesita. Rodeado de pocos amigos, los necesarios e imprescindibles, entrenador, kinesiólogo y alguno más. Pero austero, sencillo, casi pacato. Lejos de seducción metrosexual que propone Nadal, y lejos de la neutralidad suiza, madre de todas las riquezas. Diría que deportivamente correcto. Y lo emblemático: el tenis es el deporte donde lo individual es figura y fondo. Otros también: por ejemplo el golf, el autismo de ciertos funcionarios. Pero el tenis es el mejor de todos. El culto exasperante del puro individualismo tiene en tres o cinco sets su inapelable. Incluso en Argentina sostiene un revival de la dorada convertibilidad. Un jugador - una copa. Nada se comparte, nada se socializa. La Copa es mía, mía, mía, podría decir la Torre de Tandil. Más allá de los discursos donde hay un linaje que se reconoce, la imagen captada y reproducida, da cuenta de un vellocino de plata donde hay un solo Jasón y ningún argonauta. Quizá por eso Wimbledon es una Catedral y cada triunfador el Cardenal de turno. Desde el insuperable Guillermo Vilas, creador de la “gran willy”, pasando por Gabriela Sabatini, vencida muchas veces pero nunca derrotada, hasta la supernova Juan Martín, el culto a la personalidad, o el delirio individualista que a veces se fusionan (no es lo mismo el enamoramiento que el delirio erótico), mantiene su vigencia. Pensemos que Vilas es en plena apoteosis del “Proceso Genocida”. La Torre, en un momento de sacudones democráticos. ¿Algo ha cambiado en la subjetividad del ser nacional? Poco, poquito, nada. Por razones que seguramente no conozco, el mito del héroe, antihéroe, heroína, es la matriz de la mayoría de los análisis. Hasta la nominación da cuenta de eso: Lilita, Cristina, Chiche, Kirchner, no son nombres propios. Es la forma propia de reemplazar ideologías y políticas por individuos. Se alude al carácter, a la personalidad, a la modalidad. Se piensa más en los trastornos de la personalidad de los políticos que al fundante de las políticas que proponen. Hasta que recuerdo, el primer antecedente fue el Presidente Illia, al que le adjudicaron una personalidad más cercana a la tortuga que al mamífero. Todo eso terminó en la Revolución Argentina, en realidad una Contra Revolución Extranjera. “Locos Egregios”, un libro del médico psiquiatra Nájera daba cuenta de la patología de grandes personalidades de la historia. Las distintas formas de la cultura individual (desde los grupos de auto ayuda hasta la delegación de poderes que hace el Congreso) encuentran en estos “héroes-individuo” su plena ratificación. Y esa mano lava la otra. El fracaso de la selección argentina en sus ¿últimos partidos?, siendo el fútbol el deporte donde lo colectivo es su fundamento. Pero obviamente un mega shopping de super estrellas que juegan en las uropas, no pueden ponerse de acuerdo ni siquiera para armar un asadito. En estas tierras del otrora Virreynato, en el cual durante 6 años se luchó bajo el manto del mismo rey al que se combatía, la realeza mantiene su prestigio. Pienso a veces que ni siquiera respetamos a la asamblea del año XIII. Dirigentes con más de 30 años en el poder (pienso en Grondona, Julio y en el Zanola de la Bancaria, integrante de la “seguridad social”) constituyen una casta, una forma burocratizada de la clase. El fracaso inapelable ante Bolivia, Brasil y Paraguay no es solamente un tema deportivo. Creo que es político y cultural. Las culturas donde lo colectivo es lo fundante, plasman en dispositivos solidarios donde, parafraseando a Rosa Luxemburgo, “la habilidad de los demás potencia la mía hasta el infinito”. Pero juntamos a 11 héroes conducidos, por un Super Héroe, también conocido como “El Dedo de Dios”, y tenemos el escenario donde 12 autistas producen, escriben, actúan y miran la superproducción: “¿Y donde está la Pelota?”. En el deporte de la super alta competencia individual: el Oro. En el deporte de la super alta competencia colectiva: el Barro. Ni siquiera la propuesta de Oesterheld, en su inmortal “El Eternauta”, parece suficiente. El “héroe colectivo” debe dar paso a un “colectivo de héroes”, que son aquellos que se enfrentan a los mandatos de la cultura represora. Es imposible que si alguien paga 90 millones de euros por un jugador, Cristiano Ronaldo no “se la crea”. Pero si se la cree demasiado, hará el ridículo mientras los otros 10 posan para la tapa de Gente. El caudillismo, el presidencialismo, el culto a los líderes naturales, que como los duraznos, casi siempre vienen en lata, es otro opio de los pueblos. Siempre me sorprendió que antes que Néstor Kirchner fuera presidente, no había “kirchneristas”. La construcción que es de arriba del poder hacia el debajo de las bases, es un parto por césarea porque el bebe viene de nalgas. Y aunque los forceps de los votos produzca el milagro de dar a luz (al menos hasta que edesur, edenor y edelab se pongan al día), la falla básica en algún momento se hará presente. El extremo límite del caudillismo es el capo maffia, y acá espero que con Julio Grondona alguna vez truene el escarmiento. Mientras la Torre de Tandil disfruta la merecida gloria de las últimas imágenes del héroe individual, los charrúas del Uruguay celeste, nos esperan con ansiedad. ¿Habrá un colectivo de héroes para enfrentarlo? Mientras nos carcome la duda, escépticos que las 11 superstars puedan socializar el juego, queda la más bizarra de las esperanzas. La Torre de Tandil dijo que quiere ser el 9 de la Selección. Si la clasificación vale una misa, a lo mejor esta vez habrá que elegir Del Potro.

Edición: 1594


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