¿Se hará Justicia?

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(APe) -. Los 9 policías de la Comisaría 34 acusados de arrojar al Riachuelo y provocarle la muerte al joven de 19 años Ezequiel Demonty, el 14 de setiembre de 2002, serán juzgados a la brevedad. De ser condenados, los efectivos de la federal recibirán una pena justa: prisión perpetua. Sin embargo, aún debe resolverse el debate jurídico sobre cómo calificar el hecho. Mientras el fiscal del caso y la Jueza de Instrucción encuadran al caso como “torturas seguidas de muerte”, sus superiores de la Cámara del Crimen consideran que se trató de un caso de “privación ilegítima de la libertad seguida de muerte”.

De todas formas, la condena prevista para ambas figuras es la de prisión perpetua. "Hay que sentar un precedente para que los golpes y los vejámenes aplicados a ciudadanos por funcionarios de instituciones del Estado, como la policía, no sean tomados como simples lesiones", dijo José Vera, el abogado de la familia Demonty, a la Agencia Télam. La fecha del juicio oral será definida en breve por los miembros del Tribunal Oral Nro 8, Rodolfo Madariaga, Hugo Rocha Degreef y Alfredo Sañudo. Y los policías que van a ser juzgados por el hecho son: el subinspector Javier Somohano (32), hijo de un ex jefe de la Fuerza y responsable del servicio externo de la comisaría aquella noche; el sargento Luis Funes (41), el policía que se quebró ante la jueza y dio detalles del hecho; el inspector Gabriel Barrionuevo (31); los cabo primero Luis Gutiérrez (34), Alfredo Fornasari (33) y José Luis Martínez (34), y los agentes Sandro Granado (30), Jorge Solís (27) y Maximiliano Pata (22). Hoy están todos detenidos.


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