Sangre y dinero

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Por Carlos del Frade

(APE).- Sangre y dinero son las claves del capitalismo. Sangre y dinero explican gran parte de la evolución de la riqueza y su contrapartida, la multiplicación de la pobreza y las urgencias entre los que son más.

 

Y aunque el tiempo pasa y lleguen chips, satélites, muñecas que hablan en distintas idiomas y cámaras de televisión en las pelotas de fútbol, el feudalismo sigue vigente en distintos lugares de la Argentina y en otros arrabales del cosmos.

La propiedad de la tierra es uno de los problemas centrales e históricos en América del Sur, pero rara vez aparece entre las consignas de los dirigentes políticos en la Argentina.

Sin embargo, en la ruidosa y asfaltada Capital Federal, donde anidan diputados y senadores procedentes de las provincias, hay muchos de ellos que son, en realidad, grandes terratenientes que impulsan la perpetuidad del latifundio y del feudalismo.

La noticia dice que “un chico de cinco años murió de un disparo en la cabeza y su primo fue baleado en Taco Punco, un pequeño pueblo en el noroeste de la provincia de Santiago del Estero. El agresor fue un cuidador de una finca de la zona, uno de los empleados de un terrateniente acusado por los pobladores de adueñarse de tierras que no le pertenecen y luego prohibir el ingreso a ellas contratando guardias armados”.

Mario Ezequiel Gerez tenía cinco años y fue asesinado por entrar en un campo custodiado por expertos, los llamados guardias blancos.

Los que hacen realidad la vieja consigna del sistema: sangre y dinero.

Ezequiel con su primo Anselmo Villagrán, de 30 años, y su padre Mario habían llegado desde San Miguel de Tucumán a Taco Punco, a unos 60 kilómetros de Villa Nueva Esperanza, en el departamento de Pellegrini, al norte de la provincia de Santiago del Estero, para visitar a sus abuelos.

Villagrán salió en bicicleta a hacer algunas compras. En el pequeño asiento trasero llevaba al niño.

"Fueron a comprar comida con el primo -relató el padre del chico-, y como se demoraban, estaba preocupado. Al rato llega el primo baleado y me dice que a mi hijo le habían disparado y que estaba tirado."

Humberto Jesús Orellana, de 36 años, con un rifle Super Batán calibre 22, les disparó. El chico murió y Villagrán resultó herido en una de sus piernas. Orellana fue detenido y la causa está siendo investigada por el juez Abelardo Basbús.

El que apretó el gatillo "es cuidador de un campo apropiado por un empresario de Tucumán y esta gente tiene la orden de dispararle a cualquiera que se acerque". Para el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase) es habitual que los terratenientes tomen por la fuerza tierras que no les pertenecen.

En ese lugar, Pellegrini, los campesinos fueron despojados de unas 7 mil hectáreas, sostuvieron desde el MOCASE.

Pero quedarse con la tierra es también quedarse con el supuesto derecho de matar a quien irrumpa en esas tierras.

Por eso lo mataron a Ezequiel, de solamente cinco años, porque la vieja consigna del feudalismo y del capitalismo debe producir permanentes enseñanzas de sumisión, sangre y dinero.

El que se meta en las tierras del patrón se mete con su dinero y entonces recibirá sangre.

Ezequiel, de solamente cinco años, comprobó la vigencia de la clave histórica.

Fuente de datos: Diario Página/12 08-02-06

 


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