Retroprogresismo (segunda parte)

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Por Alfredo Grande 

“He cometido el peor de los pecados. No presento ningún libro en la feria del libro”

( aforismo implicado)

“Una red compra niños en Latinoamérica para venderlos a pederastas alemanes. Vendían a los menores por grandes sumas de dinero.
Los traficantes de niños compraban a los pequeños en Latinoamérica y los traían con documentación falsa a Alemania, donde eran vendidos a pederastas por altas sumas de dinero, según ha explicado un portavoz de la policía de Berlín. Por ahora hay dos detenidos y la investigación sigue abierta. Se trata de dos hombres interceptados en el aeropuerto de Munich, cuando intentaban introducir en el país a un niño costarricense de unos 10 años con documentación brasileña falsificada. Uno de los dos hombres es un ciudadano alemán originario de Berlín y el otro un ciudadano sueco con residencia reciente en la capital alemana. Ambos han sido presentados ya ante el juez de instrucción, aunque su declaración permanece bajo secreto sumarial. El periódico Berliner Morgenpost ha averiguado que utilizaban como tapadera la actividad de una organización de ayuda humanitaria fundada por ellos mismos con el supuesto objetivo de ayudas a niños abandonados o huérfanos a causa del terremoto de Haití. Buena parte de los niños eran efectivamente huérfanos, pero a su llegada a Alemania lo que les esperaba no era la vida mejor que la ONG había prometido en sus pueblos de origen, sino un calvario de esclavitud sexual y en muchos casos posiblemente la muerte, ya que la policía no ha sido capaz de encontrar a un buen número de los niños que, según consta en el expediente policial, han viajado a Alemania con estas mismas personas en los últimos meses.“Es difícil seguir la pista de los niños, porque hemos comprobado que van pasando de manos de un pederasta a otro”, ha explicado la fuente policial citada por Berliner Morgenpost. Rosalía Sánchez | Berlín”

(APe).- Si una de las profecías del mayo francés era ser realistas pidiendo lo imposible, hoy lo posible es el único horizonte de la realidad. “Lo posible” tiene muchas definiciones. La oficialista es: “derechos humanos + capitalismo serio”. Implica bonanza económica, especialmente a costa del endeudamiento. Los créditos para el consumismo (o sea consumo inútil) abundan. Las ofertas en los super con “descuentos” en determinados días, siempre el siguiente al que uno va. En una publicidad un empleado plástico dice: “hoy no, mañana”. Aggiornada versión del “hoy no se fía, mañana sí”. Esos descuentos apenas son un poco menos de los aumentos de todos los días. Dos parejas psicóticas se diferencian solamente por el banco emisor de sus tarjetas. Sin orgasmos a la vista, reemplazan la voluptuosidad del amor por los espasmos de un paseo de compras. El consumismo del tiempo libre, que algunos llaman turismo, es potenciado con los feriados puente, que este año incluyeron al 24 de marzo, transformando el recuerdo de la sangre derramada en la mediocridad de otro fin de semana largo. El retroprogresismo oficialista abomina de los 90, de las experiencias nefastas del pasado, y mantiene y promociona algunos de sus íconos, con los liftings que los tiempos aconsejan. Es la misma situación de los matrimonios bien avenidos que, de pronto, se separan. A partir de ese momento, nunca antes, comienza la guerra de los Roses. Menem fue recibido en Santa Cruz como el mejor presidente de la historia. Pero sabemos que es más fácil recordar el horror que tener memoria de las vergüenzas. Desde ya, no es lo mismo cambiar la historia que pisotearla y barrerla bajo el piso flotante. Acuerdo que aquel que esté libre de pecados electorales que arroje la primera urna. Sin embargo, no es lo mismo “el que peca por la paga, que el que paga por pecar”. La idea de las colectoras como una forma berreta de la ley de lemas, donde varios puntos sostienen a la misma banca, lejos de eliminar el fundamento de la democracia representativa, simplemente la degrada. Sabatella es la última versión de Scioli. Es decir: Scioli recargado. Por supuesto, recargado con retroprogresismo. Lo curioso que los dos vicepresidentes que supieron conseguir, son conservadores. Uno es más fiel que el Dr. Merengue y el otro más traidor que Mr Hyde. Pero al retroprogresismo le encanta la teoría de los dos, aunque no sean demonios. La teoría pendular de la historia, versión Petete de la dialéctica, permite sostener el mito del movimiento perpetuo, dentro del corralito de la moralina burguesa y el capitalista way of life. Por eso toda crítica al retroprogresismo K queda anulado por la argumentación: “pero muchas cosas están bien”. Y eso es justamente lo terrible, lo espantoso, lo que no tiene perdón. Nada de lo bien hecho puede ser argumento para disimular lo pésimamente realizado. Algún mal pensado como yo podría decir que “se hace lo bueno para poder invisibilizar lo malo”. La lucha contra algunos monopolios invisibiliza que otros monopolios son propiciados. El Estado en sí, también es un monopolio. Incluso de la fuerza pública, pero no solamente. La ley actual que regula a los partidos políticos, auspicia la concentración de la representación en oligopolios. Esto algunos lo denominan “bipartidismo” y es la versión mas parecida a la de los republicanos y demócratas de la gran tiranía del norte. Yo creo que el Bien solamente debe propiciar más Bien, no tapar el Mal. ¿Qué es más importante: las acciones (o sea los papeles) del Estado en Techint o las acciones del Estado que no erradican el hambre? La asignación universal no es tan universal, pero tampoco debería ser una asignación. Los planes sociales desde el PAN, pasando por el Jefes y Jefas, evidencian aquello que pretenden ocultar. No hay justicia social sin equidad salarial y laboral. Como diría Maurizio, que es Macri: “¿Qué quiere, que los mate?”. Ante esa confesión de parte, toda asignación, aunque no sea universal, es bendita. El problema es que ése es el extremo límite del retroprogresismo: la cínica obviedad de que peor es el fascismo, incluso el fascismo de consorcio de los que están haciendo Buenos Aires psicóticamente. Pero las luchas de tantas y tantos no fue solamente para impedir todas las formas de fascismo, sino para avanzar hacia la derrota política del estado burgués y capitalista. Utopía fundadora de las fábricas recuperadas y de las cooperativas de trabajo. Hoy IMPA está siendo asediada por un poder judicial totalmente divorciado de la justicia. Zanón en Neuquén, La Toma en Rosario, siguen en estado comatoso, sin poder unir legitimidad y legalidad. Tantos años de democracia, tantos festejos multitudinarios, tantos actos y proclamas, y el retroprogresismo no puede aceptar que hay vida por fuera del Estado. Y que es una buena vida, creativa, valiente, bella y justa. Por fuera del Estado no significa morir al este del paraíso. Implica, ya que de eso se trata, sostener lo imposible para cambiar la realidad. La versión más siniestra y más diestra del retroprogresismo (aunque siempre puede haber un poco más) es el clientelismo. Exquisita palabra para encubrir la matriz feudal de lo que se denomina pomposamente, federalismo. El clientelismo es el embrión de las corporaciones, aunque algunas se autodenominan “confederaciones”. La lógica corporativa necesita al retroprogresismo para ocultar su dieta carnívora y sus hábitos predadores. Hay lógicas excluyentes, y desde ya, lo son la corporativa y la cooperativa. Las corporaciones partidarias, donde la representación es sustituida por la restitución (gato por liebre) son las más aptas para sostener la ambición máxima del retroprogresismo: que la parte sea el todo, y luego, ser uno con el todo. Es decir: el absoluto democrático encarnado en un solo “dios verdadero”. En la lógica del monoteísmo discursivo, el adversario será enemigo, y al enemigo, ni justicia. Por eso en su lógica interna el retroprogresismo se acerca a sus enemigos declarados no para combatirlos, sino para imitarlos. Y a veces, los pueblos que tantas veces se equivocan, terminan prefiriendo a los originales que a las malas copias. En ese caso el retroprogresismo tiene su tiro del final: la culpa es de los que por izquierda no los apoyaron sin dudar y sin preguntar, cuando debieron creer aunque fuera absurdo. La trata, la prostitución, la esclavitad laboral, el mercadeo de personas, mujeres, niñas, niños tiene nombres, apellidos, territorios fácilmente localizables. Protocolos, tratados, acuerdos, leyes, parafernalia infinita pero el poncho no aparece. Mujeres secuestradas, torturadas, degradadas, sin apelación alguna al ejercicio de ningún derecho humano. En el retroprogresismo hay mucha queja, poca protesta, pero ningún combate. Víctor Martínez desaparecido, Julio Jorge López desaparecido, Silvia Suppo asesinada, Romina Tejerina presa, la masacre de Cromagnon que transita todas las formas de impunidad, incluso las jurídicas, son acciones más importantes que las de Techint. Entiendo que para enfrentar al retroprogresismo es necesario un salto político y cultural que podría denominar la unión de las izquierdas. Que nunca será en el marco de las elecciones, que es otra trampa del sistema burgués para que los amigos terminen peleados y los compañeros ofendidos. Recordemos que el fascismo vive. Conocemos la enfermedad, pero no hemos encontrado el remedio. Quizá sea un avance pensar si el retroprogresismo no es un remedio adulterado que los “zanola” de la historia nos recetan. Yo al menos, no lo tomo.


Edición: 1995


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