Reportaje a Teresa Parodi

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-¿Por qué adhiere a la marcha?

-Imposible no adherir a esta marcha. Es una marcha por el futuro. En verdad, es el futuro. Estos chicos representan y simbolizan las luchas más justas que puede tener un país. Esta es la segunda vez que espero la marcha y yo me sumo con mis canciones. Es la forma que yo tengo de estar cerca.

 

-¿Cuáles son sus emociones y sensaciones al estar junto a los chicos del pueblo?

-Uno tiene tantas cosas para decir y en realidad demasiadas veces no se sabe cómo empezar. Uno los mira pensando que toda nuestra lucha es para dejar el mundo en sus manos. El país en sus manos. Y cuántas cosas de uno, uno pone en estos niños y cuánta esperanza. Y cuánta alegría que no quiere perder y cuánto miedo también, cuánta impotencia. Se resumen aquí demasiadas cosas de una sociedad. Es muy emocionante estar frente a ellos. Es como estar parado frente al futuro. Y uno cuando se para frente al futuro siempre tiene encima muchas cosas contradictorias. Los miedos y las emociones. Estar junto a los más jóvenes es tener frente a sí, una mirada de la que uno quiere aprender.

-Decimos que el hambre es un crimen ¿cómo cree que se detiene?

-El hambre es ya. Es ayer. Y no podemos quedarnos quietos en ningún sentido. Me parece que la sociedad entera debe hacerlo para poder detener todo esto. Diría que vociferando para no permitir que esto exista. Evidentemente acá han pasado muchas cosas y nos han dejado una especie de letargo. Aunque siento que en el último tiempo la gente que se había quedado en su casa, después que se instaló el miedo y el no te metás y la indiferencia de mucha otra gente que se compró el modelo y se lavó las manos, ahora que se cayó de eso empezó a colocarse en otro lugar. Y así mirar el mismo país en el que siguió viviendo, el país que le fueron destrozando delante de los ojos, mientras se negaba a ver. Entonces se han ido generando otras formas de lucha para enfrentarnos al enemigo común. Que es el que instala el hambre, precisamente, porque es la forma de dominarnos. El asunto es entonces tomar el toro por las astas. Y que no dejemos para mañana ni coloquemos la lucha en otros. Como pueblo hay que asumirlo ya. Son nuestros hijos. Es nuestro futuro. Somos nosotros y es a nosotros a quienes están queriendo matar con el hambre.

 

 


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