Reconquistar la libertad

|

“Desde el momento en que el otro me mira, yo soy responsable de él sin ni siquiera tener que tomar responsabilidades en relación con él; su responsabilidad me incumbe. Es una responsabilidad que va más allá de lo que yo hago”

Emmanuel Lévinas

Por Macarena Fresard

(APe).- Hablar hoy de libertad es entrar en un camino sinuoso y nada claro. Traemos incorporada esa conquista, desde nuestros ancestros originarios, hasta nuestras madres y tías conquistando espacios. Así crecimos y así educamos a nuestros hijos, en ese halo de utopía y de pequeña esperanza.

Cómo explicarles a ellos que esto es como un margen, es una pequeña libertad dentro de pequeñas conquistas. Cómo explicarle a nuestras hijas que sí, que hemos ganado, que hemos obtenido derechos y reconocimientos, pero limitados.

Cómo explicarle que unos son más libres que otros, y no se trata de personas privadas de su libertad, se trata de ciudadanos afines a nosotros, nuestros pares, nuestros vecinos. 

Cómo justificar que hay niños, como ellos, con menos libertades, que no siempre la libertad ganada como seres humanos es justa, es igualitaria, es real.

Cuando vemos que estamos categorizados dentro de un sistema donde se nos encasilla y se nos etiqueta, que es parte del capitalismo y signo de estos tiempos vertiginosos y modernos, pero además, éste signo de modernidad que se nos estampó en la frente, va cargado de nuevas características que sólo buscan alejarnos más de lo que vale la pena. Lo que importa es el otro, es esa mirada en el otro,  que es mi espejo.

Saber y sostener que somos iguales y que no sólo tenemos los mismos derechos sino que también somos iguales en la libertad, libres para elegir dónde estar, dónde ir, con quién, libres para asumir nuestro rol en la sociedad sin prejuicios ni limitaciones. Libres para poder elegir el camino que quiero recorrer, sin tener un montón de sellos en la frente que me estigmaticen y me alejen de los otros.

La nueva libertad a conquistar está en volver  a mirarnos en los otros ojos, volver a andar con otros zapatos, igualarnos desde lo humano, desde la palabra y desde el hacer. 

Al encontrarnos en la mirada del otro, ya somos él, ya tenemos la responsabilidad y el deber de andar su camino, de modificarlo, de alivianarlo y tenemos la certeza de que otro se verá en mis ojos para ayudarme en mi andar. 

Y así fundemos la nueva libertad con un camino poblado de los ojos, propios y ajenos, llenos de esperanza.

Edición: 2499


Suscribite

Suscribite al boletín semanal de la Agencia.

Sobre la fundación

Fundación Pelota de Trapo nació hace décadas para abrigar de las múltiples intemperies a niñas y niños atravesados por diferentes historias de vulnerabilidad social.

Sobre la agencia

Agencia Pelota de Trapo instala su palabra en una sociedad asimétrica, inequitativa, que dejó atrás a la mayoría de nuestros niños y donde los derechos inalienables de la persona humana solo se cumplen para unos pocos elegidos por la suerte