Quienes ganan no son los virus

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Por Ignacio Pizzo (*)

(APe).- A las raíces epidemiológicas de brotes endémicos, como el hoy mediatizado virus Ébola, habría que rastrearlas en un pasado de colonización y genocidio magnificado, en los tiempos de la conquista. Los continentes africano y americano denominados por la arrogancia europea como “Nuevo Mundo”, tienen bajo sus tierras la sangre coagulada de la espada conquistadora. Pero la necropsia histórica de estos territorios revela que las enfermedades fueron un ingrediente asolador para que pueblos impregnados de cultura fueran exterminados.

Basta saber que los Italianos lanzados a devorar tierras ajenas llegaron con sus primeras expediciones hasta el cuerno de África en el año 1887 y, junto con sus caballos, trajeron la enfermedad del ganado llamada "rinderpest", pariente cercano del sarampión y el distemper (en Argentina conocido como moquillo), que se extendió rápidamente por toda África y produjo una gran mortandad de ganado. La consecuencia fueron trascendentes cambios ecológicos. Para la gente que vivía de su ganado, fue un desastre sin precedentes, ya que mató a más del 90% de sus animales.

Por lo tanto los campesinos, cuya fuente de alimentación era la madre naturaleza, y con la que lograron encontrar mediante su sabiduría un adecuado equilibrio, no tenían bueyes para tirar el arado, ni tampoco para mover las ruedas para extraer el agua necesaria para irrigar. Así la población autóctona, azotada por el hambre, fue víctima fácil de enfermedades nativas, como la viruela, el cólera y el tifus, y de otras más que también trajeron los europeos.

Este punto de partida, es apenas una pincelada de un cuadro perverso donde las naciones africanas ocupan el espacio de las víctimas. Es un lienzo que se sigue pintando aún en nuestros días, con el avasallamiento europeo y norteamericano, con la inicua e infame práctica de sembrar muertos allí donde la vida era cultivada como el trigo. Por quienes no se sentían propietarios sino parte de la tierra.

Estos primeros esbozos de endemias, fueron para los conquistadores europeos de fines del siglo XIX, un salvoconducto, casual, no intencional, no por eso menos inhumano. Por eso a los ingleses y los alemanes, no les quedó más que relamerse para ejecutar su plan de poder, ya que fue fácil asegurar el control de Tanzania y Kenia. En el sur de África, los zulúes debieron migrar a las minas de oro de Witwatersrand, con lo que se contribuyó a crear la posterior división entre blancos y negros en la región con el consiguiente "apartheid". Se trata de una rigurosa forma se segregación, que se mantiene “de hecho”, en las naciones tanto americanas como africanas, con el montaje de asentamientos, villa, favelas, o el eufemismo elegido según quieran o no visibilizarlos los que creen tener la exclusividad de la categoría de persona. Así Frederick Lugad, capitán inglés que comandaba la invasión en aquella época, concluyó seguramente con la sonrisa socarrona de un asesino, que el “rinderpest” favoreció grandemente la empresa conquistadora.


E
n América

La población indígena americana no fue menos. Su pesadilla hecha realidad de masacre con marca española, cuya cara visible fue aquel almirante con cerebro de aventurero pero con corazón criminal, sufrió un enorme desastre demográfico a partir de 1492. Quisieron culpar a la viruela además de las armas castellanas. Pero esta enfermedad no fue introducida en Santo Domingo hasta 1518, fecha en que apenas quedaban 15.600 indígenas de los cerca de 3.770.000 que originalmente vivían en las Antillas. Por lo tanto existió durante ese cuarto de siglo, de 1492 a 1518, otra causa de mortalidad que fue responsable de la extinción de aquellas comunidades: el virus de la influenza que explica la muerte silenciosa de grandes núcleos de indígenas en el continente. Testimonios de la época abonan la gran mortandad a partir de una epidemia de influenza suma o gripe del cerdo. Cualquier parecido con la epidemia de Gripe A H1N1 –gripe porcina-, del 2009, falsa pandemia creada por contubernio, para la venta de vacunas y antivirales, no es pura coincidencia. Solo que está última fue un emprendimiento sutil, y no un efecto adverso para nutrir el negocio.

Hoy el Ebola fue transformado en estrella mediática para beneficio de la sed de conquista de las naciones del imperio. La cruz y la espada asumen una nueva morfología con el mismo fin: la muerte de los pueblos para acumulación de riquezas sin control, para la explotación del hombre por el hombre. En esta oportunidad se pretende montar la idea-aparato televisivo, radial y papel mediante-de “búsqueda del paciente cero”. El rastreo del virus dio con una mujer que murió poco después de cocinar carne de animales salvajes, que su marido había cazado. Pero los expertos no creen que ella sea el paciente cero. "Fue la primera mujer en dar positivo en los resultados de laboratorio, pero no fue la primera persona en morir por la enfermedad," aclara Benoit Kebela, un epidemiólogo del ministro de Salud de la RDC.

El doctor Cyril Broderick, científico de Liberia y ex profesor de Fitopatología de la Universidad de la Escuela de Agricultura de Liberia y Forestal afirma que “Estados Unidos es responsable del brote de Ébola en África Occidental” (Miradas al Sur). En un diario de Liberia, Broderick afirma que: “El Departamento de Defensa de Estados Unidos está financiando ensayos de Ébola en seres humanos; los ensayos se iniciaron pocas semanas antes del brote de Ébola en Guinea y Sierra Leona”. Y el Departamento de Defensa firmó un contrato por valor de 140 millones de dólares a Tekmira una compañía farmacéutica de Canadá, para llevar a cabo la investigación del Ébola. Este trabajo de investigación implicó la inyección y la infusión de los seres humanos sanos con el mortal virus del Ébola.

Liberia (ex colonia de Estados Unidos) es el tercer exportador mundial de hierro; Sierra Leona, que recién logró su independencia del Reino Unido en 1961, es uno de los principales exportadores de diamantes a nivel mundial que aporta el 46% de sus ingresos por exportación, y la ex colonia de Francia, Guinea, posee el 25% de las reservas mundiales de bauxita, además de ser un país muy rico en diamantes, oro y aluminio. Sin embargo, toda esta riqueza está en manos de las corporaciones estadounidenses, británicas y francesas.

Son, ni más ni menos, que nuevos modos de conquista en una historia que, hasta ahora, se pobló de sangre derramada, de miedo y masacres a gran escala. Los gérmenes manipulados por empresas científicas y la complicidad de grupos mediáticos para crear pánico, sólo ha beneficiado a los mercaderes de la muerte, que siguen cotizando en la bolsa.

Queda, como un desafío impostergable, el compromiso de los sobrevivientes. Armar de a pedacitos otro mundo posible. Muy lejos del individualismo y de una civilización ganada por modelos que sólo conducen agónicamente, a la muerte y a la destrucción, demostrando al decir de Carrillo que los gérmenes como causa de enfermedades son unas pobres causas.


(*) Médico Generalista. Casa de los niños de Avellaneda.

 

Edición: 2807


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