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(APe).- La violación de los derechos de los niños en Misiones aqueja, según la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores de Misiones, a 100.000 niños que trabajan en las chacras y por lo menos a 30.000 que trabajan en forma permanente.
La salud y una buena paga son sueños incumplidos de los padres presentados por la economía neoliberal que, amparándose en el desempleo generalizado, extirpa a los niños de las aulas para que lleven el pan al hogar.
El mayor índice de mano de obra infantil aparece en las temporadas altas de cada producción. La mano de obra barata de los niños se asoma con la pretensión salvadora de alimentar las múltiples y jóvenes bocas con las migajas que engordan una supervivencia inestable y triste.
La primera huelga realizada en la Argentina por los trabajadores anarquistas fue para abolir el trabajo de los niños menores de 14 años, y ello fue a fines del s. XIX.
En pleno curso del nuevo milenio, la piel nueva y los brazos flacos de los pibes se enfrentan a una temática que más allá de los marcos legales continúa viva.
Para estos niños no es el tiempo del "lenguaje de las mariposas", que ha quedado desplazado por el trabajo a destajo de sus padres y luego por el suyo propio. El trabajo como proveedor de identidad y humanidad está lejos de estas condiciones actuales que presentan el antagonismo de una naturaleza rica y un corazón humano paupérrimo obstinado en la inequidad de su distribución. La igualdad no puede menos que reflejarse mediante la salud, la educación y la vivienda y es a través de un trabajo justo para los padres que podemos devolverles a los niños su infancia. "¿Quién salvará a este chiquillo menor que un grano de avena? ¿De dónde saldrá el martillo verdugo de esta cadena? Que salga del corazón De los hombres jornaleros, Que antes de ser hombres son Y han sido niños yunteros."
Fuente: Diario El Territorio Digital, 23 de abril de 2003
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Agencia Pelota de Trapo instala su palabra en una sociedad asimétrica, inequitativa, que dejó atrás a la mayoría de nuestros niños y donde los derechos inalienables de la persona humana solo se cumplen para unos pocos elegidos por la suerte