Pichón, el dolor de Luciana y el sistema

|

Por Carlos Del Frade

Fotos: Ana Laura Beroiz

(APe).- “-¿Quién es el culpable entonces? Si antes no creía en la Justicia, ahora menos… Tengo mucha bronca y angustia. Y el deja vú de cuando comencé la búsqueda de mi hermano, cuando lo encontré, cuando me enteré lo que le había pasado. No pueden saber el dolor que se siente cuando te dicen que no hay responsables de la desaparición, de una muerte, de cómo tiraron a mi hermano al río…Otra vez remover todo. Estamos a días que se cumpla el primer aniversario y duele muchísimo. Siento que me caí. Pero tengo que reponerme, lo voy a hacer.

“Le tengo mucha bronca a este tipo, hablo de Bailaque…No puede decir (el juez) que no hay pruebas suficientes y dejarlos en libertad. Es como que ahora no son culpables de nada. Hemos demostrado y se ve a Cristian (Vivas) cómo le pegaba a mi hermano. El GPS de su celular estaba ahí (la zona del río donde después apareció Pichón)… Son 

muchas irregularidades, videos que desaparecieron, patrulleros que no se saben dónde estaban, testigos que vieron cuando le pegaban, un detenido que aportó datos de que lo llevaron a la comisaría 3ª… hay policías involucrados.

“Ni siquiera leyó (el juez) lo que hicimos. Desde un principio puso trabas cuando dijo que no había desaparición forzada. Ya tenía decidido liberarlos, y por eso creo que fue toda una pantalla las indagatorias… Lo que le pasó a mi hermano le puede pasar a cualquiera. Cuando yo salgo a reclamar justicia es para que haya un parate, que no se permitan más estas cosas. Yo tengo hijos. Si seguimos así ¿qué voy a hacer cuando sean grandes? ¿No lo voy a dejar que ni se acerquen a la puerta por miedo? Es triste, pero en democracia sigue pasando. Como a Franco (Casco), que lo levantaron, se lo llevaron y le hicieron el mismo trabajo que a mi hermano…

“Tienen la cancha libre las personas que hacen esto. Como lo de esta chica que vive amenazada (Jésica Balmaceda, víctima de violencia de género); el chico que encontraron muerto hoy (Fabricio Zulatto). Estamos viviendo en una sociedad de mierda, cada vez pasan cosas peores. Tengo hijos de 11, 5 y 3 años. No los podés dejar salir a jugar ni a la vereda. Y de ellos me estoy perdiendo lo mejor por encabezar esta lucha…Estoy con mi familia, con los abogados, organizaciones sociales con las que nos apoyamos mutuamente. Pero me siento sola de justicia”, le dijo Luciana Escobar, hermana de Gerardo “Pichón” Escobar, un pibe de 23 años que apareció asesinado en las aguas del Río Paraná, en la zona céntrica rosarina, el 21 de agosto de 2015, a los distintos medios de comunicación rosarinos.

Había salido del bar “La Tienda” donde lo golpeó un patovica pero luego surgieron testimonios que vinculan a integrantes de la seccional tercera de la policía. El jueves 11 de agosto, el juez federal, Marcelo Bailaque, ordenó el sobreseimiento de los cinco imputados por la desaparición forzada de “Pichón”.

De allí el dolor y la bronca.

El testimonio de Luciana puede repetirse en las geografías de las principales provincias argentinas: Buenos Aires, Córdoba, Tucumán y Mendoza.

Porque ese dolor no es consecuencia de las decisiones individuales de un juez que tardó por lo menos diez años en descubrir que Los Monos eran una banda narco, sino que se trata de una matriz de funcionamiento del sistema donde las pibas y los pibes son descartables o depositarios de la hipocresía y cobardía que los acusan de los peores dramas de la sociedad.

Los dueños de los boliches en Rosario como en cualquiera de otros grandes centros urbanos, tienen conexiones con varios negocios y, a la vez, renuevan concesiones por sus lazos con los poderes políticos.

El dolor de Luciana es consecuencia de esas tramas mafiosas alimentadas, especialmente, por el doble discurso, cada vez más vigente en la Argentina crepuscular que hace poco conmemoró doscientos años de su supuesta independencia.

Fuentes: Entrevistas personales del autor de esta nota – Diario “La Capital”, viernes 12 de agosto de 2016.

Edición: 3211


Suscribite

Suscribite al boletín semanal de la Agencia.

Sobre la fundación

Fundación Pelota de Trapo nació hace décadas para abrigar de las múltiples intemperies a niñas y niños atravesados por diferentes historias de vulnerabilidad social.

Sobre la agencia

Agencia Pelota de Trapo instala su palabra en una sociedad asimétrica, inequitativa, que dejó atrás a la mayoría de nuestros niños y donde los derechos inalienables de la persona humana solo se cumplen para unos pocos elegidos por la suerte