Pichón

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 Fotos: Ana Laura Beroiz

Texto: Mariano González

(APe).- A un mes de la aparición del cuerpo sin vida de Gerardo “Pichón” Escobar en el Río Paraná, familiares, amigos, organizaciones sociales y familiares de víctimas de la violencia institucional, se movilizaron para exigir justicia y el cambio de carátula a desaparición forzada de persona dada las oscuras implicancias alrededor del hecho. Otra vez los dueños de la muerte gobernando sobre la fragilidad de la vida de miles de jóvenes que a tientas van esquivando el palazo institucional, el frío del abandono, la bala que los haga dar el mal paso y los arranque para siempre del breve fulgor de la vida.

 

 

 

La muerte del joven trabajador municipal de 23 años se suma a una larga lista de crímenes en circunstancias que desnudan un andamiaje complejo de intereses y encubrimientos mutuos entre la policía, la justicia y los gobiernos.

 

 

Escobar había desparecido luego de salir del boliche “la tienda”, la madrugada del 14 de agosto done se encontraban los actuales imputados del asesinato: tres patovicas que dieron una brutal paliza a Pichón al salir del boliche y dos efectivos policiales que estaban en el lugar.

 

 

Durante la búsqueda y antes de encontrar sin vida a Pichón, se suscitaron distintos llamados que aseguraban haberlo visto caminando por distintos lugares, obligando a la familia a correr tras esas pistas difusas, endebles, sospechosamente similares a las que se sucedieron durante la búsqueda de Franco Casco. Por su parte, la justicia se niega a cambiar la carátula y la Fiscalía Regional de Homicidios parece disponer los argumentos para que esto suceda, desarticulando su propio rol. Entre los representantes de esta Fiscalía, se encuentra el Fiscal Miguel Moreno, quien durante una movilización de familiares de víctimas de la violencia institucional ordenó reprimir.

  

Una vez más las aguas de la burocracia y la complicidad estatal le lavan la sangre a los que le siguen arrancando la vida a la juventud, devorando la niñez y devolviendo muerte entre los pliegues del manso Río que pasa y pasa, silencioso.

Tras la movilización y ya estando en las escalinatas de la Gobernación, Luciana Escobar, hermana de Pichón dejó salir en forma de poema las palabras que apenas pudieron ver la luz entre la angustia contenida, expresando que “podrán cortar todas las flores, pero no marchitarán la primavera”.

 

Edición: 3008

 

 


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