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Por Carlos Del Frade
(APe).- Un chiquito de un año y ocho meses ya pasó por tres familias y una institución del estado. La historia de Peque muestra el exacto límite de las palabras y el tamaño de una realidad que suele ser feroz para las pibas y los pibes en una Argentina que, alguna vez, se preciara de privilegiar a las chicas y los chicos.
Una cosa es pontificar sobre el interés superior del niño o la niña, otra es la dimensión de un maltrato sin justificación.
Gustavo Monduzzi y Carina Médula recibieron a Peque con 34 días. La Secretaría de Niñez de la provincia de Santa Fe se los entregó de forma transitoria. El matrimonio, con dos hijos adultos, se había anotado a mediados de 2016 en el programa Familia Solidaria, ideado para un breve cuidado --no mayor de 90 días-- durante un proceso de adopción. El plazo legal de los 90 días se extendió más de la cuenta. Gustavo y Carina cuidaron al bebé durante 16 meses.
El jueves 5 de abril de 2018, el bebé fue separado de sus padres solidarios, aun cuando ellos presentaron un certificado médico porque el menor se encuentra “desencajado emocionalmente por todo el manoseo que se está realizando”.
“Sin dejarnos ni siquiera darle un beso” agregó Monduzzi y calificó al hecho como repudiable: “es la violencia del Estado”.
Aquel mediodía, los padres solidarios eran “custodiados” por policías por “miedo a incidentes”.
Monduzzi agregó que durante la entrega de Peque, un cordón policial separó a su familia de los supuestos funcionarios de la Subsecretaría de Niñez de Villa Constitución que, por otra puerta, y bajando las escaleras con rapidez, abandonaron corriendo el edificio de los tribunales.
Llevarse a un bebé corriendo evitando que la familia solidaria se despida, tratarlos como si fueran delincuentes, no parecen ser medidas acordes con la sensibilidad que dicen tener algunas funcionarias y algunos funcionarios en relación a estos temas.
Pero la historia continuó.
Peque y sus tres hermanitos biológicos se mudaron a Roldán, una localidad del departamento San Lorenzo.
Un matrimonio los adoptó a los cuatro. Gustavo y Carina realizaron un planteo de restitución en la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario. Pero los "padres solidarios" están excluidos de cualquier adopción definitiva.
En septiembre de 2018, una trabajadora social de Niñez le contó a Gustavo que Peque y sus hermanitos estaban institucionalizados en el Hotel Residencial Casa Pueblo, en la zona sur de la ciudad de Rosario. Habían llegado en julio tras una "adopción frustrada". El matrimonio de Roldán, sobrepasado por la crianza múltiple, pidió al poco tiempo la anulación de la guarda.
Los nenes estuvieron de julio a octubre a cargo de la Secretaría de Niñez. Parece que los chiquitos quedaron al cuidado de dos nuevas familias y en nuevo proceso abierto de adopción. Peque y su hermanita (7 años) están en Villa Gobernador Gálvez. Los otros dos chicos (5 y 11) fueron recibidos por una pareja de Rosario.
Es decir que Peque, con un año y ocho meses de vida, ya pasó por las manos de tres familias y de una institución del Estado.
Una trabajadora social de la Secretaría confirmó la estadía de los chicos en la residencia Casa Pueblo, donde trabajó hasta hace algunos meses.
"Peque entró muy desmejorado, casi irreconocible, con sobrepeso y con mucha tristeza a cuesta. No se parecía en nada al niño que había visto por fotos en los medios", contó Carla, acompañante terapéutica, al periodista Andrés Actis.
Antes de abandonar la institución, los chicos recibieron la visita de los nuevos adoptantes durante algunas semanas. "El vínculo fue bueno. El tema es que está a la vista que el Estado no los cuidó. Se vulneraron muchos derechos. No estamos hablando de un caso aislado. Pasan muchas cosas graves en Niñez", denunció la trabajadora, quien a principio de año renunció a sus tareas en Casa Pueblo tras conocerse un caso de abuso: "Las irregularidades y el ocultamiento son moneda corriente", advirtió.
La vida de Peque, en realidad, marca el tamaño de la hipocresía.
La niñez no importa tanto como dicen.
Edición: 3892
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