Peluches y cuentos

|

Por Carlos del Frade

(APE).- Cuatro chicos fueron presos en Mar del Plata. Los detuvieron por llevarse 35 pesos y seis tarjetas telefónicas de cinco pesos. Pero necesitaron otras cosas, los cuatro chicos metidos presos en Mar del Plata. También abrazaron un par de osos de peluche y tres libros de cuentos.

 

Ellos, los chicos, eran una nena de catorce años, otra chica de doce y dos pibes de diez y doce años, respectivamente.

Se metieron en un locutorio de la otrora Ciudad Feliz, rompieron el vidrio y se llevaron su botín.

Las viejas crónicas hablarían de que el largo brazo de la ley los alcanzó.

En un país estragado por el saqueo y la impunidad de los delincuentes de guante blanco, la ley se ufana de capturar a cuatro peligrosos ladrones que embolsan 35 pesos, un par de osos de peluche y tres libros de cuentos.

Los chicos necesitaban menos del dinero que de la ternura de los juguetes y las aventuras que solamente las crónicas infantiles pueden ofrecer.

¿Por qué los cuatro pibes que fueron presos en Mar del Plata necesitaban los osos de peluche y tres libros de cuentos?

Porque no los tenían desde hace rato. Como el dinero.

Pero ellos necesitaban los osos de peluche y los tres libros de cuentos.

Porque les faltaban esos momentos únicos e increíbles que inventan las nenas y los nenes al interpretar diálogos, imitar voces, bailar con los ositos y después mezclarse en un abrazo de peluches, risas abiertas y ojos que se dilatan mientras meten entre paréntesis un mundo que los maltrata y los deja afuera de las vidrieras y de esos muñecos de colores vivos y piel suave, como las caricias que alguna vez, hace mucho, tuvieron.

Porque les faltaban las páginas que abren la magia de descubrimientos, enseñan formas, invitan a volar y llegar muy lejos, tan lejos que uno cree que por fin puede salirse de esas calles en donde hay muy pocos lugares en donde estar bien, sorprendiéndose a cada vuelta de hoja, como solamente los libros de cuentos pueden hacer.

El botín verdadero para los cuatro chicos que fueron presos en Mar del Plata eran los osos de peluche y los tres libros de cuentos.

Los metieron presos. Como si fueran los peligrosos delincuentes que asolaron la ciudad y el país. Les cayeron con todo el peso de la ley del sistema.

¿Dónde habrán dormido las dos nenas y los dos nenes que componían la feroz banda de asaltantes urbanos?

¿Habrán soñado que volvían a acariciar el peluche de esos osos?

¿Habrán alcanzado las islas o las estrellas que prometían las páginas maravillosas de los libros de cuentos?

¿Qué castigo imaginan los guardianes del orden de las minorías para los ladrones de osos de peluche y libros de cuentos?

Habrá alguna vez un estallido de vidrieras.

Misterioso y sorpresivo.

Será en todas las ciudades. Los ositos de peluche se cansarán de ser marcados por un precio y romperán todas y cada una de las vidrieras que los tienen prisioneros y buscarán a todos y cada uno de los pibes de las calles y se abrazarán a ellos y no habrá orden ni justicia indigna que los meta presos porque habitarán el país imaginado en esos cuentos que también necesitan de nenas y nenes capaces de pelear para volver a ser felices.

Ese día llegará. Será en el momento justo del hartazgo ante tanta prepotencia desatada contra los pibes.

Fuente de datos: Diario La Capital - Mar del Plata 26-04-06

 

 

 


Suscribite

Suscribite al boletín semanal de la Agencia.

Sobre la fundación

Fundación Pelota de Trapo nació hace décadas para abrigar de las múltiples intemperies a niñas y niños atravesados por diferentes historias de vulnerabilidad social.

Sobre la agencia

Agencia Pelota de Trapo instala su palabra en una sociedad asimétrica, inequitativa, que dejó atrás a la mayoría de nuestros niños y donde los derechos inalienables de la persona humana solo se cumplen para unos pocos elegidos por la suerte