Orcos

Habrá una guerra, acaba de definir el ex presidente. Una guerra incitada desde el poder. Donde sea el pueblo el que se desgarre. Esos jóvenes contra los expulsados del sistema. Los jóvenes que quieren trabajar contra los mutantes sociales. Los orcos. Gente horrible, deforme y perversa, como la pensó Tolkien.

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Por Silvana Melo

(APe).- El ex presidente de la Nación y gurú en las sombras del flamante electo dejó en claro cuál será la grieta de este tiempo. De una época oscura y brutal cuando el pacto social fallido que sostuvo las relaciones sociales en este siglo sea demolido para dejar correr una ley selvática sin límites. Donde la propiedad privada y la decisión y el deseo individuales operen para la generación de vínculos en una sociedad oscurecida y perpleja.

Aquellos que se resistan a un cambio medular que termine de dejar fuera del mundo a millones de viejos y niños que tienen encima la condena de no producir, a madres que cometen la injusticia de criar hijos en soledad con la única ayuda de una asignación estatal pecaminosa, aquellos que salgan a las calles por una vida digna y para evitar un empobrecimiento salvaje que se sumará al empobrecimiento sistemático de las últimas décadas. Todos aquellos, decididos a resistir, serán considerados orcos.

Esa es la metáfora que eligió el ex presidente, basándose en las novelas de Tolkien. Los que resistan serán seres oscuros, desagradables, perversos. Soldados al servicio del mal. Esclavos de un poderoso que los comanda, con el objetivo vital de matar enemigos. Así los define Tolkien. Así define el ex presidente y gurú en las sobras del flamante electo, a quienes salgan colectivamente a las calles para defenderse de lo que aparece como una amenaza a la vida misma.

Hay un “núcleo revolucionario de Javier Milei” con una épica: “son jóvenes que trabajan y reclaman la oportunidad de poder trabajar y ahorrar”. Esos jóvenes “no se van a quedar en casa y los orcos van a tener que medir muy bien cuando quieran hacer desmanes en la calle”.

Habrá una guerra, acaba de definir el ex presidente. Una guerra incitada desde el poder. Donde sea el pueblo el que se desgarre. Esos jóvenes contra los expulsados del sistema.

Los jóvenes que quieren trabajar contra los mutantes sociales. Los orcos. Los que dejan de llamarse negros o villeros o planeros o pobres por decisión para ser orcos. Gente horrible que intentará asomar la cabeza después del “shock fiscal de baja del gasto bestial”, como anunció. Hombres, mujeres y niños de figura “deforme y vasta, con rostros brutales y feroces, piel de tono fluctuante entre verde oscuro y pardo” (*).

Los monstruos, los leviatanes que hay que desterrar. Los que un día se levantarán, rotos y todo, y cambiarán el mundo. Un mundo iluminado y sin orcos. Ni gente de arriba que avive el fuego de guerras que no son las nuestras.

(*) J.R.R. Tolkien


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