Números santafesinos

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Por Carlos del Frade

(APE).- A fines de agosto pasado, el mismísimo gobernador de la provincia de Santa Fe, ingeniero Jorge Obeid, ofició de secretario de prensa de la multinacional Cargill, asentada en el sur del territorio.

 

Anunció una inversión de 50 millones de dólares y que beneficiará a muy pocos ya que no traerá ningún crecimiento laboral estable ni tampoco multiplicará los beneficios ya que la firma sabe de acumulación y nadie le exige que cumpla con la función social del capital ni mucho menos se habla de distribuir riquezas.

El caso de Cargill es emblemático en la provincia de Santa Fe.

Durante 2004 exportó por valor de 2.324 millones de dólares, ella sola.

Es decir que Cargill facturó 4.483 dólares por minuto, cada sesenta segundos, desde el sur de la provincia de Santa Fe.

Pero Cargill no paga ingresos brutos porque un decreto del ex gobernador y hoy senador nacional, Carlos Reutemann, eximió de tan pesada carga a empresas de semejante compromiso social.

Por eso el actual gobernador Obeid no se cansa de alentar la principal consigna oficial: Santa Fe, la mejor provincia para invertir.

En total, durante el año pasado, se exportaron alimentos y cereales por casi 6 mil millones de dólares y las grandes empresas prometen inversiones millonarias que, sin embargo, dan trabajo a un puñado de empleados.

Mucho dinero para pocos. La clave del sistema.

Por eso Santa Fe es la mejor provincia para invertir.

Porque se asegura una alta rentabilidad y nadie molesta con impuestos justos y esas melancólicas apreciaciones de otros tiempos en donde los gobiernos insistían en que la política tenía que ver con la vida, con la educación, con la salud, con la alegría de los chicos. Esas cosas por las que lucharon los compañeros del gobernador de la provincia que se ufana de recaudar siempre un poco más todos los meses y que es la mejor provincia para invertir.

Pero, se sabe, el paraíso es para pocos. Fue privatizado.

Hay ángeles exiliados de ese lugar soñado y varias veces prometido a las mayorías.

En Santa Fe, dicen los números oficiales que hay 80 mil chicos menores de catorce años que viven por debajo de la línea de la pobreza.

80 mil pibes quiere decir ocho ciudades, porque la dimensión que convierte a un pueblo en ciudad es 10 mil habitantes, en el territorio santafesino.

Ocho ciudades de pibes empobrecidos.

Que no tienen una buena casa, ni ropa adecuada, que no concurren todos los días a la escuela y que tampoco gozan de la necesaria atención sanitaria.

Ni comen todos los días: hay 14 mil chicos con cuadros de desnutrición infantil.

En la provincia que más alimentos produce y exporta del país, hay 14 mil chicos hasta cinco años desnutridos. Una obscenidad que se permite la mejor provincia para invertir.

A metros de la Casa de Gobierno, en el llamado Gran Santa Fe, solamente tres de cada diez chicos no son pobres.

Así es el futuro de los pibes en la ciudad capital de la mejor provincia para invertir.

En la provincia que alguna vez tuvo como responsable de su educación al poeta José Pedroni, hoy ganan los más poderosos a cuyas plantas se rinden los gobernantes de turno y son despreciados los más chicos.

En el territorio que generó maestras que desafiaban el poder de La Forestal que prohibía la educación para los hijos de los hacheros explotados, ahora hay un gobierno que exhibe sin rubores estos dos números que coexisten en la misma realidad.

Miles de dólares por minuto para las grandes empresas, 80 mil chicos empobrecidos y exiliados del juego, la alegría y la dulzura del chocolate.

Santa Fe, la mejor provincia para invertir.

Fuente de datos: Agencia Tercer Mundo On Line 16-09-05

 


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