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Por Carlos del Frade
(APe).- Hay varias historias que recorren las distintas culturas del planeta con el deseo de multiplicar los valores humanos.
Aquellas insistencias, esas obstinaciones que eligen la libertad, la solidaridad, la igualdad y la belleza antes que cualquier otra cosa. Que sin esas palabras convertidas en realidad, en algo concreto en la vida cotidiana de las personas, casi nada tiene sentido.
En esas ideas que suelen repetirse en diferentes puntos del estragado planeta hay una que puede hundir sus raíces en los relatos de las grandes religiones y hasta en los textos cuneiformes de los sumerios.
Es una imagen poderosa y cargada de esperanza.
La maternidad, la llegada de una hija o un hijo hacen libres y mejores a los seres humanos.
Está en la epopeya de Gilgamés, en las crónicas de la rebelión de Espartaco y en las historias de las revoluciones americanas, africanas y asiáticas.
Lo nuevo venía de la mano de los hijos.
Sobre esas creencias se apoyó la noción del futuro mejor.
Si los hijos traen libertad y prosperidad, el mañana, indefectiblemente, sería un tiempo de bienaventuranza.
En la Argentina del tercer milenio, sin embargo, la situación es al revés. Aunque es un país atravesado de ficciones relatadas por el gobierno en clave progresista, su politica social hacia los pobres de nuestra tierra son cada vez mas duras y desvastadoras.
Las llamadas mamás adolescentes no encuentran el resultado prometido por aquellas historias que le cantan a la dignidad del ser humano.
Al contrario. Para el Instituto de Desarrollo Social Argentino “datos extraídos de la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC referidos al cuarto trimestre del año 2009, señalan que en los grandes aglomerados urbanos viven aproximadamente 32 mil adolescentes entre 14 y 20 años que declaran tener al menos un hijo. Estas jóvenes tienen perfiles socioeconómicos muy diferentes al promedio de las adolescentes”, apunta la organización.
Los datos remarcan que cuatro de cada diez mamás adolescentes viven en el sector social más empobrecido de la sociedad mientras que otro 34 por ciento está ubicado en el segundo quintil también urgido por necesidades básicas.
Es decir que el 75 por ciento de las mamás con hijos está en una situación de pobreza y necesidad en el país del kirchnerismo.
Y hay dos números más que merecen ser tenidos en cuenta.
El 83 por ciento de esas mamás adolescentes ha dejado de estudiar. Mientras que el 59 por ciento “no trabaja ni busca trabajo, es decir, se ha convertido en ama de casa, el 22 por ciento está desempleada y sólo el 19 por ciento tiene empleo”, asegura el mencionado instituto.
Esto condiciona severamente el futuro, ya que son muy bajas las chances de que se reincorporen al sistema educativo y al mercado laboral formal. Planteado en esta perspectiva, la educación sexual para una maternidad responsable tiene una importancia estratégica desde el punto de vista del desarrollo económico y social”, remarcaron.
En la Argentina del bicentenario, más allá del canto de sirenas progresistas, la realidad de las que eligen dar a luz para que el futuro sea mejor no tiene nada que ver con las mejores tradiciones de los valores humanos resumidas en aquellas narraciones que vienen del fondo de los tiempos.
Fuente de datos:
Diario El Siglo Web, 28/08/10, Tucumán, Argentina
Edición: 1852
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