Narcobandas, grupos de tareas y chicos torturados

Hay una matriz que se repite hasta el hartazgo. Bandas narcopoliciales siguen en este presente desapareciendo pibas y pibes con la misma metodología que utilizaban los grupos de tareas durante la última dictadura. Hace un manojo de días, un chico de 15 años fue rescatado y sobrevivió a ese destino del que tantos pibes no pudieron escapar.

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Por Carlos del Frade

(APe).- Las bandas narcopoliciales rosarinas secuestran pibes para esclavizarlos y cuando se niegan suelen torturarlos y desaparecerlos, tal como lo hacían los grupos de tareas de la dictadura.

Esto se sabe en Rosario desde 2015 cuando el juez federal Marcelo Bailaque declaró, luego del asesinato de Rolando Mansilla de solamente doce años en la terraza de un bunker, que muchos chicos y muchas chicas son obligados a vender en turnos de doce horas, encerrados desde afuera, sin baño alguno. En aquellos días Bailaque procesó a cuatro hombres por trata de personas con fines de reducción a la servidumbre. Nueve años atrás ya se sabía, entonces, que estas bandas son capaces de esclavizar a pibas y pibes muy chicos.

El 15 de noviembre de 2016, Valentín Reales, de solamente catorce años fue secuestrado y desaparecido. Había denunciado a la banda criminal que integraba, “Los Cuatreros”, en la ciudad de Pérez, pegada por el oeste a Rosario. Estaban, como todas estas organizaciones, asociados a nichos corruptos de La Santafesina SA. Hasta el día de la fecha no hay sentencia sobre lo que sucedió con Valentín. Tenía catorce años. “Los relatos barriales ubicaron su cuerpo, brutalmente torturado y vejado, en un campo. Sin embargo, cuando los rescatistas llegaron y excavaron, solo quedaba de él una zapatilla con sangre. Se presupone muerto, aunque las presunciones son más graves aún: como que fue desenterrado la noche anterior al hallazgo, por alguien que tuvo la logística y la información sobre la medida judicial. No hay que especular mucho para pensar en sus responsables: la subcomisaría 18 del barrio es denunciada en esta nota por familiares y allegados a Valentín por su complicidad”, escribió el periodista José Maggi en su momento.

El 28 de junio de 2022, el diario La Capital informaba que “identificaron el cuerpo del cadáver que apareció acribillado tirado al costado de un camino rural de Pérez. El cuerpo apareció con los pies y manos atadas con sogas, su rostro desfigurado por golpes y al menos tres balazos…la víctima fue identificada como José Luis Brandón Segovia, de 16 años, quien se domiciliaba en Pje 1754 al 2000. El cuerpo del adolescente fue identificado por su madre, quien se presentó en el Instituto Médico Legal y reconoció el cuerpo del joven que hacía varios días que había desaparecido de su casa. La mamá relató que la última vez que vio al chico, éste le pidió 500 pesos y nunca más volvió”, contaba la crónica de hace solamente dos años.

En la noche del miércoles 5 de junio de 2024, los informativos de la televisión rosarina daban cuenta de un nuevo adolescente que esta vez y por suerte, sobrevivió a las torturas y golpes de un secuestro de las bandas que sintetizan la crueldad de ser los últimos eslabones en la cadena de la comercialización del narcotráfico.

El chico tiene quince años y “una historia de vida muy dura", dijeron desde el Hospital de Niños “Víctor Vilela”. Su cuerpo exhibe quemaduras hechas "con un líquido caliente" en cuello y tronco. En este caso, el adolescente fue rescatado por la policía del interior de una vivienda donde, al parecer, se vendía drogas en Larralde y bulevar Seguí, donde había sido retenido contra su voluntad, sigue internado en el Hospital de Niños Víctor J. Vilela.

-Ahora está tranquilo, pero es un chico con una historia de vida muy dura que debe ser abordada en forma integral incluso desde este hospital…Lo estamos conociendo. El Equipo de Salud Mental está trabajando con él. En el hospital funciona hace muchísimos años un equipo interdisciplinario compuesto por psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales y una médica especialista en estos temas que hacen un abordaje integral. Vamos a trabajar mucho con él…Hablamos con la madre. Hasta el momento, no hay padre a la vista. La mamá contó que no tenía contacto con el chico desde el viernes pasado, algo que era habitual porque de tanto en tanto se iba de la casa. Manifestó que conocía algunas situaciones y es por eso que lo ocurrido no la asombró tanto. El chico relató toda la situación que vivió durante los tres días en que estuvo cautivo – dijo el director del Hospital.

Las bandas narcopoliciales, tal como lo hacían los grupos de tareas de la dictadura, reducen a la servidumbre a través de la tortura y cuando lo deciden, terminan desapareciendo a las pibas y los pibes. Una matriz que se repite en estos tiempos oscuros y ausentes de humanismo.


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