Nada cambió

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Por Silvana Melo

(APe).- Un año y cuatro meses después nada cambió. La misma desesperación y la misma desesperanza. Las vías del Sarmiento y la mañana populosa de un día cualquiera. Frenos que no responden. La explosión y un tren en el cuerpo de otro. Gente caminando por las vías de la todavía noche. Como en un sueño atroz. Sin saber dónde ni cómo.

Trabajadores, hormigas, anónimos, vidas que valen poco, bastante poco. Menos que los voluptuosos subsidios del Estado. Menos que los apellidos de Cirigliano y Roggio. Que los de Randazzo, De Vido, Schiavi y Jaime. Menos, mucho menos vale la vida de la gente. Que se sigue muriendo sobre las vías. De muerte de sangre como en febrero de 2012 y como hoy. De muerte de desamparo todos los santos días entrampados en la sobrevivencia apenas y el desasosiego.

Dieciséis meses y cincuenta y dos muertes después nada cambió.
Cuánta piel anónima, cuánta sangre más hará falta para que la vida de la gente valga un centavo más que el verdín de los rieles.

Edición: 2476


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