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Por Carlos Del Frade
(APe).- En la tarde del jueves 4 de junio, Diego Mujica, cantante de trap, conocido en Youtube, vinculado con la barra de Ñuls, fue cosido a balazos en el barrio Parque, cerquita de la cancha del rojinegro. “Muhikha” tenía solamente veinticuatro años y sus fotografías siempre lo mostraban rodeados de pistolas, balas, escopetas y ciertas máscaras muy parecidas a las que suelen usar algunos policías sofisticados en la geografía de la ex ciudad obrera.
Mosaico roto de la realidad. Pedacitos dispersos. Marcas de los múltiples mundos que funcionan en paralelo al supuestamente normal y mayoritario.
-¡Milicos, qué mal paridos, qué mierda hicieron con los desaparecidos!...¿Y la Malvinas, adónde están?. Por eso el pueblo les dice nunca más…No queremos el olvido, no queremos el perdón…para todos los milicos, queremos el paredón…- cantan pibas y pibes menores de treinta años a las puertas del Centro de Justicia Penal de Rosario, entre bombos y banderas de Central. Reclaman por la exasperante lentitud para determinar quiénes mataron a Carlos “Bocacha” Orellano, de solamente veintitrés años, en el boliche “River Ming”, donde había policías y patovicas.
Esa canción viene de la mano de la siempre invicta memoria popular. Era cantada en 1982, primero en las iniciales marchas exigiendo justicia por los delitos de lesa humanidad y luego en las tribunas de las canchas de fútbol, antes del cierre de la noche carnívora del terrorismo de estado. Siempre sorprenden esas gambetas del tiempo. Chicas y chicos que, además, cantan que nunca olvidarán la sonrisa de “Bocacha”.
Es un pedacito del mosaico roto. La prueba de un mundo que se mueve en el supuesto mundo conocido. El pasado abierto en el presente.
En estos primeros días de junio de 2020, empezaron las charlas para impulsar las nuevas leyes de seguridad en la provincia de Santa Fe.
El titular del área, Marcelo Saín, dice lo suyo, mientras muchas y muchos siguen los argumentos por las redes sociales que se hicieron necesarias en estos tiempos del COVID 19.
Al cierre de la primera exposición del ministro, el comisario Pablo Bagli señala una verdad inapelable y multidimensional: "Para formar un comisario se necesita invertir veinte años, que son cinco ciclos de gobernadores"
La política pasa, la policía queda.
Otro mundo siempre presente en el mundo oficial. Sótanos de la democracia, diría el presidente de la Nación.
El 4 de junio Diego Mujica, cantante de trap, youtuber, vinculado con la barra de Ñuls, fue cosido a balazos en el barrio Parque, cerquita de la cancha del rojinegro. “Muhikha” tenía solamente veinticuatro años y sus fotografías siempre lo mostraban rodeados de pistolas, balas, escopetas y ciertas máscaras muy parecidas a las que suelen usar algunos policías sofisticados en la geografía de la ex ciudad obrera.
Cuenta una de las crónicas periodísticas que "Atrevido", uno de sus temas más famosos que fue subido a la red de videos en diciembre pasado, tiene más de 127.000 visualizaciones. En ese clip, Diego Mujica ficciona un robo a un bar del centro de Rosario, que asaltan con armas 9 milímetros con un compañero y toman de rehén a una empleada. "La yuta me tira corchos. Con mis maleantes estamos de cacería", rapea el joven. En su perfil de Instagram Mujica subió fotos en la que se lo ve con armas de guerra de todo tipo”, apunta la nota.
En estas mismas horas, “en un fallo inédito la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe ordenó que se ponga fin a la sobrepoblación carcelaria en la provincia. Al responder un recurso iniciado hace cinco años por el hacinamiento en Piñero, el máximo tribunal otorgó un plazo de 15 días al gobierno provincial para adecuar el cupo y discutir esa propuesta en la mesa de diálogo carcelaria. El planteo sienta un precedente a seguir y tendrá un lógico impacto sobre el resto de las cárceles santafesinas, que no deberán alojar a más de 50 presos federales debido a un convenio vigente con la Nación”, sostiene la información.
La mayoría de las y los detenidos, en un 60 por ciento, son menores de treinta años.
Mosaico roto de la realidad santafesina.
Pibes asesinados, armas por todos lados, policías y cárceles superpobladas de chicas y chicos empobrecidos.
Pedacitos dispersos de una realidad en la que cohabitan muchos mundos paralelos.
Los que no aparecen en el escenario de la sangre y los pedacitos de la realidad son los autores del guión, los verdaderos responsables de un negocio que, dolorosamente, suele presentarse como drama en la vida cotidiana de las mayorías.
Edición: 4020
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