Moreno y Saavedra, segundo tiempo

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Por Carlos del Frade

(APE).- En Bolivia se está jugando el segundo tiempo entre Moreno y Saavedra. La vieja y primera antinomia del país de los argentinos. Porque fue en el Alto Perú donde Moreno y Saavedra comenzaron a ser quienes fueron. Saavedra, a la postre presidente de la primera junta de gobierno, era un hacendado, propietario de tierras, mujeres y hombres.

 

Moreno, educado en Chuquisaca, sería abogado de los pueblos originarios y redactor del proyecto político de aquel país surgido en mayo de 1810.

El dinero de Saavedra, parido de sus haciendas en el Alto Perú, en el prólogo de lo que después sería Bolivia, lo hizo jefe del regimiento “Patricios” y después hombre fuerte de la ciudad de Buenos Aires.

Las ideas de Moreno estarían plasmadas en el “Plan de Operaciones. Que el gobierno provisional de las Provincias Unidas del Río de la Plata debe poner en práctica para consolidar la grande obra de nuestra libertad e independencia”.

Moreno fue el primer desaparecido de la historia argentina.

Y Saavedra, el primer garantizador del sistema político nuevo pero del orden viejo.

Hoy en Bolivia, ciento noventa y cinco años después, parece jugarse el segundo tiempo de aquel clásico de la crónica política argentina y sudamericana.

Los descendientes de los defendidos por Moreno le meten miedo al orden de las grandes fortunas y el futuro, una vez más, aparece abierto con el pueblo como protagonista del presente.

“Tres millones de habitantes que la América del Sud abriga en sus entrañas han sido manejados y subyugados sin más fuerza que la del rigor y capricho de unos pocos hombres... qué obstáculos deben impedir al gobierno, luego de consolidar el estado sobre bases fijas y estables, para no adoptar unas providencias que aún cuando parecen duras para una pequeña parte de individuos, por la extorsión que pueda causarse a cinco mil o seis mil mineros, aparecen después las ventajas públicas que resultan con la fomentación de las fábricas, artes, ingenios, y demás establecimientos en favor del estado y de los individuos que las ocupan en sus trabajos... si bien eso descontentará a cinco mil o seis mil individuos, las ventajas habrán de recaer sobre 80 mil o 100 mil... se pondrá la máquina del estado en un orden de industrias lo que facilitará la subsistencia de miles de individuos”, sostuvo Mariano Moreno entonces.

Y remataba su proyecto y profecía: “Las fortunas agigantadas en pocos individuos, a proporción de lo grande de un estado, no sólo son perniciosas, sino que sirven de ruina a la sociedad civil, cuando no solamente con su poder absorben el jugo de todos los ramos de un estado”.

Los hacendados ganaron su batalla. Saavedra se impuso y Moreno desapareció.

Algo de eso sigue ocurriendo en la Argentina crepuscular de principios del tercer milenio.

Parece que los descendientes de Saavedra siguen ganando.

Según el economista y asesor del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Bernardo Kliksberg, en la Argentina la diferencia entre el diez por ciento de la población que más gana y el diez por ciento que percibe menos ingresos “se amplió 29 veces en los últimos dos años”.

Sigue existiendo aquello de las “fortunas agigantadas en pocos individuos” que determinan la “ruina de la sociedad civil”, como advertía Moreno.

Sostuvo, el economista que la Argentina es “un país con una desigualdad creciente, en un continente como América Latina que es el más inequitativo del mundo".

Saavedra parece haberse multiplicado a casi doscientos años de aquel primer tiempo que disputó con Moreno.

Sin embargo, desde las tierras en las que se educaron los dos, vienen soplando otros vientos con fragancia a futuro. De la mano del pueblo anónimo y ninguneado del ex Alto Perú, de Bolivia, viene el fantasma de Moreno por el segundo tiempo de su porfía contra Saavedra.

Para decir que si tiene sentido enamorarse y traer hijos a estos arrabales del mundo es, porque entre otras, cosas habrá que pelear contra “las fortunas agigantadas en pocos individuos” y a partir de entonces, lograr la “felicidad del pueblo”.

Más allá de los números y las frases del funcionario del BID, Moreno y Saavedra están jugando el segundo tiempo en tierras bolivianas. Y eso, más temprano que tarde, se sentirá en el sur del mundo.

Fuente de datos: Diario El Día - La Plata 08-06-05 y El Diario - Paraná 08-06-05

 


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