Más allá de los números

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Por Carlos del Frade 

(APe).- Los trabajadores del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos han denunciado que la intervención impuesta hace más de dos años no solamente atenta contra los números, sino fundamentalmente contra el pueblo más necesitado.
Sin estadísticas confiables los sectores más perjudicados son aquellos que se tornan invisibles detrás de las mentiras o los dibujos numéricos.
Cuanto menos se sepa, más dolor habrá entre las mayorías de la Argentina.

Hasta 2003, cuentan algunos ex trabajadores del INDEC, existía un sistema que medía el crecimiento de la pobreza en las distintas provincias.
Se llamaba SIEMPRO. Fue lo primero que se intervino. Fue cerrado y dejado de lado.
Al gobierno nacional no le interesa saber del crecimiento de las urgencias sociales.
No le interesa planificar para responder a las necesidades de los que son más.
Algunos de esos ex trabajadores dejaron sus puestos envueltos en lágrimas y broncas todavía no saciadas.
Sabían que detrás de los números están las vísceras de la sociedad, como alertaba Raúl Scalabrini Ortiz en el prólogo de "Política británica en el Río de la Plata".
Cuando se ignoran las vísceras, entonces, los dolores estallan en enfermedades violentas y permanentes.
De allí que cada vez que el gobierno dice cuánto dinero alcanza para gambetear la pobreza no solamente dibuja, inventa, encubre, sino también condena a vastos sectores sociales a esperar en medio de la desesperación.
Se torna cómplice de los productores del dolor.
Para los voceros actuales del INDEC, una familia integrada por cuatro personas necesita menos de mil pesos para gambetear la pobreza.
Una fenomenal mentira que nadie cree.
Para una consultora privada, SEL, la cifra asciende a los 1.496 pesos.
Entre ambos números, sin embargo, hay bocas que no comen todos los días, ropa que no llega a cubrir ciertas temperaturas o pibes que dejan de ir a la escuela.
No es una diferencia numérica, sino existencial.
No se trata de una mera pintura de la realidad, sino del encubrimiento del dolor de las mayorías argentinas.
Encubrimiento que luego se traslada a las ausencias de políticas públicas que deberían dar respuestas a tamañas demandas.
Mentir sobre los números de la pobreza es condenar a los empobrecidos.
Para la SEL, en lo que va del año 2009, la diferencia real entre la línea de la pobreza y la medición del INDEC ya aumentó seis puntos y "ya llegó al cincuenta por ciento de la canasta básica".
De tal forma, la consultora que dirige Ernesto Kritz señala en su informe que "el efecto neto (sobre el índice de pobreza) depende no sólo de la evolución de la canasta básica sino de los ingresos de los hogares, y éstos, a su vez, de lo que ocurra en el mercado de trabajo... el año pasado disminuyó el costo de la canasta básica y se produjo una fuerte
pérdida en la capacidad de generación de empleo y no hay datos claros sobre lo ocurrido con los salarios", remarcó el investigador.
Del otro lado de los números, las urgencias del pueblo.
Mucho más que un problema estadístico.

Fuente de datos: Diario Clarín 23-04-09

Edición: 1495


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