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Por Sandra Russo
(APe).- El sociólogo Artemio López, bajo el título “Juventud, ¿divino tesoro?”, publicó recientemente una radiografía de la juventud argentina al día de hoy, en el que describe un escenario de marginación y frustración que él mismo ubica en un contexto, se diría, paradójico: “Luego de más de dos años y medio de crecimiento económico superior al 9 por ciento anual, casi la mitad de los jóvenes entre 14 y 24 años son pobres, el 17 por ciento es indigente y el 27 por ciento se encuentra desocupado”.
Los datos pintan una realidad incontrastable, en la que esos jóvenes todavía no fueron atendidos, mirados, recompensados ni cuidados por el Estado.
“El estrago del empleo empezó en el año 95 con el salto de la desocupación. A partir de allí, el desempleo entre los jóvenes rondó siempre el 40 por ciento. Esos jóvenes, que entonces tenían 15 y ahora tienen 25, nunca tuvieron trabajo”, sostiene el informe.
El 27,3 por ciento de los jóvenes argentinos busca trabajo y no lo encuentra. Es importante que busquen trabajo: siguen buscándolo; nunca lo tuvieron y siguen buscándolo. El trabajo es El Dorado de los jóvenes pobres argentinos.
Son 830.000 los jóvenes que cada día renuevan la esperanza de encontrar una ocupación remunerada, los que buscan cómo ganarse honestamente la vida, y cada día se vuelven a frustrar.
Entre los jóvenes de entre 18 y 20 años, la exclusión laboral se acentúa todavía más. Trepa al 35, 40 por ciento. Es decir, cuatro de cada diez jóvenes busca trabajo y no lo encuentra.
Son 550.000 los adolescentes de entre 14 y 18 años que desertaron de la escuela secundaria. Este dato, como es lógico, aporta al círculo vicioso de la exclusión.
El 68 por ciento de los jóvenes ocupados se desempeña en puestos informales, y cuanto más chico sea el joven más informales son los trabajos que consigue. Para los de 20 años, la informalidad (trabajo en negro) es del 71 por ciento, mientras que para los menores de 19 sube al 85 por ciento.
Estas condiciones hacen que el promedio de los salarios que perciben los jóvenes sea de 300 pesos. Mucho menos de lo necesario para cubrir la canasta básica de la indigencia.
Hay tres millones y medio de jóvenes de entre 14 y 24 años que viven en hogares pobres. De ellos, 1,3 millón son indigentes.
Artemio López, de la Consultora Equis, es uno de los encuestadores con mejor entrada a los despachos oficiales de la Rosada. Este informe ya está en esos despachos. Un panorama tan desalentador y terrible, sólo puede revertirse con política.
Fuente de datos: Diario Página/12 29-01-06
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