Madres

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Por Néstor Sappietro

(APe).- Duele imaginarlas, duele.
Ellas habrán tenido la cara iluminada cuando se enteraron.
Aunque la pobreza, aunque la soledad, aunque el desamparo...
Habrán propuesto nombres, habrán fantaseado con los ojos, el llanto, la risa...
Se habrán acariciado el vientre.

Lo habrán soñado prendido de su pecho hasta quedarse dormido.
Lo habrán soñado...
Aunque la angustia, aunque la anemia, aunque el futuro...
Duele imaginarlas, claro que duele...
Por eso será que se recurre a los informes donde son los números los que cuentan la historia. Números que denuncian a la muerte pero no le ponen un rostro.
Según un informe de UNICEF las mujeres que viven en países pobres tienen 300 veces más posibilidades de morir durante el parto o por complicaciones derivadas del embarazo que las mujeres que viven en países desarrollados. Todos los años se registran más de medio millón de muertes maternas, entre ellas 70 mil niñas de entre 15 y 19 años. En Nigeria una de cada 7 mujeres corre el riesgo de morir durante el embarazo o el parto. Desde 1990, estas complicaciones han costado la vida de alrededor de 10 millones de mujeres.
Mientras este cronista transcribe los datos del informe no puede dejar de sentir que los números terminan, en cierta forma, siendo cómplices de tanta muerte.
Así como Cortázar decía que “algunas palabras de tanto ser repetidas terminaban por agotarse y dejaban de ser signos vivos para transformarse en zapatos gastados o pañuelos de bolsillo”; algunos informes y estadísticas corren la misma suerte.
¿Quién toma nota de las cifras?
Medio millón de muertes maternas, entre ellas 70 mil pibitas; y sin embargo el planeta anda preocupado por el desmoronamiento de algún banco o la caída de las Bolsas.
Esas Bolsas que se caen no salvarán ni una sola de esas vidas cuando se levanten.
Los mismos Estados que desatienden la educación, la salud, que propician el hambre, que profundizan la brecha entre ricos y excluidos, corren desesperadamente al “salvataje” de las finanzas de las grandes corporaciones.
Esos son los números que le importan al sistema.
Los otros forman parte de la estadística, de los daños colaterales y serán utilizados en algún discurso de campaña electoral para después caer en el olvido.
Lo necesario para salvar esas vidas no tiene que ver con cifras cuantiosas, sino con la decisión de mirar para el lado donde sí es indispensable el “salvataje”.
El director del área de Salud de UNICEF, Peter Salama, destacó que las “intervenciones generalizadas” reducen la mortalidad materna. “La planificación familiar, una nutrición adecuada durante el embarazo, servicios prenatales, parteras capacitadas, obstetricia de emergencia y atención postnatal son algunas de las estrategias que garantizan embarazos sanos y seguros”, dijo. “Si estas intervenciones se aplican en forma sistemática -agregó-, el 80% de las muertes derivadas de la maternidad se evitarían”.

Por eso, habrá que empezar a gambetear la trampa de los números...
Habrá que empezar a ponerles a esos números un nombre, una ilusión...
Habrá que pensar a esas mujeres acariciándose el vientre, aún sabiendo que la muerte está al asecho.
Duele, claro que duele...
Es importante que duela.
Pongámosle un rostro y un sueño a cada vida niña que se escapa...
Quizás así se pueda ahuyentar de una buena vez a la indiferencia y la resignación.

Fuente de datos:
Diario Crítica de la Argentina 16-01-09

Edición: 1427


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